lunes, 16 de mayo de 2022

HUYENDO DE LA POLÍTICA*

 

La política acumula cada día más desafectos. Cualquier ilusión que pudiera haber generado en el pasado, hoy se ha convertido en desánimo y huida. Por eso cuesta tanto remontar el vuelo en estos momentos necesitados de participación de la ciudadanía en proyectos políticos que miren de frente a la democracia, mimándola, ante los nubarrones que no cesan de aparecer en ese agujero del horizonte por donde penetran las borrascas. Cuando lleguen las tempestades, nos lamentaremos.

Antonio Muñoz Molina escribía en Volver a dónde sobre el paso fugaz del doctor Emilio Bouza, jefe de Microbiología y Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón, nombrado en septiembre de 2020 portavoz del comité creado entre el Ministerio de Sanidad y el gobierno de Madrid para hacer frente al desbordamiento de la pandemia. 48 horas duró en el cargo antes de presentar su dimisión. El motivo: en una situación de puro enfrentamiento político dijo que nada tenía que hacer, mientras los contagios y los muertos aumentaban vertiginosamente en Madrid. Muñoz Molina añadía: “Los forajidos de la política, los majaderos y los malvados, continuaban con sus broncas”, políticos que lo único que hacían era apuñalarse entre sí. Y ponía en boca de Bouza estas palabras: “Me di cuenta de lo feliz que era en el momento en que dejé de serlo... Y además me daba cuenta de que había sacrificado mi felicidad para nada, porque yo no tenía nada que hacer en medio de la gresca de esa gente. No les importa la salud. No les importa nada más que sus intrigas de poder. Cuando me llamaron desde el despacho del ministro dijeron que necesitaban mi ayuda para apagar el incendio, y eran ellos mismos los que propagaban el fuego.”

Eran los primeros meses de la pandemia, y todos asaltados por la confusión. Nos pilló con la guardia baja, también a las autoridades. Más tarde vendrían los sabelotodo diciendo que ya advirtieron del desbarajuste que se aproximaba. Con la intensa incidencia de la covid hubo que adoptar medidas excepcionales en la locura política plagada de incertidumbres.

Por entonces había quien pensaba que las cosas podían cambiar y que el talante político mejoraría. Imaginábamos que nuestros políticos irían a una, para sacar adelante un problema de dimensiones inabordables, por el bien del país y de la ciudadanía. Pasados los primeros momentos de cierto comedimiento, pronto apareció el lodazal al que nos tenían acostumbrados. El espectáculo de acusaciones y falta de colaboración entre las administraciones se desató, la guerra política a costa de los contagiados y los muertos estalló, nada de escrúpulos ante una situación de dolor y de ciudadanos confinados. Y los sanitarios, prestando un servicio público en precario, a riesgo de su propia vida. La adquisición de material sanitario, sobre todo mascarillas, movía negocios al más puro estilo mafioso. Lo hemos sabido en estos días, dos años después de que ocurriera.

El asunto de las mascarillas en el Ayuntamiento de Madrid, con comisiones deshonestas, nos ha desvelado que nunca debemos fiarnos de las buenas intenciones de los políticos. Aquellos que entonces parecían ser nuestros salvadores, permitieron transacciones económicas bajo la batuta de la picaresca. Unos comisionistas hicieron su vil agosto en plena pandemia, sin control por los garantes de nuestros impuestos. Destapado el gran pelotazo de los comisionistas Luis Medina y Alberto Luceño, en una estafa al ayuntamiento madrileño, ¿sin precedentes?, nos hace sospechar que se pagaron precios desorbitados durante aquellos instantes por mascarillas de baja calidad en negocios sin escrúpulos. Y todo adornado con obscenas muestras de euforia y jactancia por el gran pelotazo.

Ante ello, ahora todos eluden culpas, y atacan al contrario como mejor saben: “Y tú más”. Ponen en marcha el ventilador que propaga la mierda y las miserias por doquier, para así despistar lo suficiente a la ciudadanía, y que diga: “Todos son iguales”. O que la cosa se quede en un escándalo que pronto será sepultado por la siguiente trifulca suscitada de manera interesada.

En Andalucía hemos vivido un último esperpento: las izquierdas a la izquierda del PSOE han dado una lamentable y bochornosa imagen en ese intento de concurrir coaligadas a las elecciones andaluzas del 19 de junio como ‘Por Andalucía’. Hace tiempo que la izquierda en este país anda un poco justa de combustible y, si a ello, unimos espectáculos como este, el futuro se les presenta bastante tenebroso. Unidas Podemos no llegó a su hora para registrarse ante la Junta Electoral como miembro de la colación o, quizás, se ‘despistara’ por el camino y llegó cuando la puerta estaba cerrada. Antes se habían enfangado en reclamar cuotas, cargos y presupuestos, vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Actuaron como una auténtica ‘casta’, la misma que criticaban.

El PSOE se ha hecho muchas veces el harakiri (EREs, cursos de formación…), y esta izquierda emergente que pareció llegar como tabla de salvación frente a la ‘casta política’ se lo acaba de hacer también. Hasta es probable que se extienda como reguero de pólvora por toda la nación. Unidas Podemos, socio del Gobierno de España, suma varios traspiés como gobierno y una inexplicable deslealtad, por no hablar de algunos desenfoques en materia de independentismo y guerra de Ucrania.

No sé dónde quedan las ilusiones del 15-M, compartidas por muchos de nosotros. Se han ido dilapidando en pocos años. Vivimos en el país de los sueños rotos. Y los sueños que tuvimos, aunque fueran buenos sueños, ya no se cumplirán. En mi caso no estoy seguro de alegrarme por haberlos tenido, al contrario del veterano fotógrafo Robert Kincaid (Clint Eastwood) en Los puentes de Madison.

 * Artículo publicado en Ideal, 15/05/2022

**  Pere Borrell del Caso, Huyendo de la crítica, 1874 (fragmento)

martes, 10 de mayo de 2022

PREGÓN DE LA V FERIA DEL LIBRO DE PINOS GENIL, 7 - 8 MAYO 2022

 


Almudena Grandes

In memoriam

 ¡Buenas tardes a todos y a todas!

No sé qué significará para cada uno de los que estamos aquí la lectura. Imagino que cosas distintas. Las múltiples sensaciones que provoca leer un libro son tan variadas como las expectativas que cada cual ponemos en ello.

¿Qué es leer?

Según la Unesco: “Los libros y el acto de leer constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos.”

De todos los medios que los seres humanos ponemos a nuestro alcance para comunicarnos, la palabra, bien sea hablada o escrita, nos aproxima del modo más íntimo y noble que existe. Decir que nos queremos, expresar sentimientos, compartir ideas, contar historias mediante la palabra es un acto de comunicación sublime. Utilizar la escritura para ello es lanzar un mensaje a lo desconocido, que recalará en tantos puertos como podamos imaginar.

La lectura es un acto íntimo, tan personal que solo es privativo de nuestra experiencia. A través de ella descubrimos universos imaginados y no imaginados, pero posiblemente el que más nos reconforte sea el que nos permita reconciliarnos con nosotros mismos.

La lectura es un acto de generosidad con nosotros mismos, nos hace descubrir rasgos que acaso desconocíamos.

La lectura es el mejor tesoro que podemos depositar en el alma de nuestros niños y jóvenes. De eso saben muchos los maestros y maestras que cada día se afanan en esta tarea. Saben que los libros que lean les acompañarán toda la vida. ¿Quién no recuerda los libros que leyó cuando era niño o un joven que aspiraba a descubrir el mundo? Aquellas aventuras que le hicieron ver cómo podían navegar por mares y continentes, por el interior de la tierra o por los espacios siderales de una galaxia.

Transitar por los cientos de historias que encierran los libros es una manera de descubrir el mundo, de convertirnos en protagonistas hasta que hacerlas parte de nuestro imaginario más íntimo.

El gran escritor argentino de El Aleph, Jorge Luís Borges, decía: "Que otros se enorgullezcan por lo que han escrito, yo me enorgullezco por lo que he leído". Hasta el punto que entendía que el hecho de alcanzar la grandeza en el ser humano tenía que ver más por lo leído que “no por lo que escribe".

En esa misma línea se manifestaba Mario Vargas Llosa, cuando afirmaba el valor de la lectura al decir que “aprender a leer es lo más importante que me ha pasado. Casi 70 años después recuerdo con nitidez esa magia de traducir las palabras en imágenes".

Leer es un acto que dignifica al ser humano. Nos ayuda a movernos en un ir y venir, a deambular por nuestra memoria, a ser al tiempo este u otro personaje, y todo ello sin ni siquiera movernos del banco de un parque, del sillón de casa o del asiento de un autobús.

Aún recuerdo haber leído muchos libros en el asiento del autobús en aquel tiempo que, bajando a Los Pinillos, me subía en el 33. Entonces me hacía acompañar de un libro y el trayecto lo consumía con su lectura. No sabría ahora decir cuántos libros leí, pero fueron bastantes.

Hoy volvemos a congregarnos en torno al libro en Pinos Genil, y lo hacemos en su 5ª edición, que podría haber sido la 7ª, si no nos hubiéramos ausentado los dos últimos años por esa pandemia que nos ha privado de tantas celebraciones colectivas. Menos mal que nos quedaron las celebraciones íntimas, en esas en las que los libros fueron parte fundamental para superar la anormalidad que nos tocó vivir. En esto radica también parte de la grandeza de los libros.

Hoy nos sentimos orgullosos de volver a reencontrarnos con ellos en una fiesta que ya va teniendo cierta tradición en nuestro pueblo. Una fiesta que se presenta con dos novedades:

-         Ya no hablamos de ‘Día del Libro’, lo hacemos de ‘Feria del Libro’

-         Y a ella se incorpora otra buena nueva: el pregón de la Feria.

Tengo que decir con especial orgullo que soy el primer pregonero de la Feria del Libro de Pinos Genil. ¡¡Gracias, muchas gracias!!

Pero sigamos hablando de libros y de su lectura…

A veces se escucha por boca de nosotros mismos que no tenemos tiempo para leer, que con tantas tareas cotidianas no encontramos el momento necesario para ponernos a ello, con ese libro que nos han recomendado o con aquel otro que, tal vez, iniciamos y lo dejamos aparcado porque no encontrábamos el momento para seguir leyéndolo.

¿Acaso los libros nos quitan tiempo? Quizá suene a excusa, eso debemos dirimirlo cada uno de nosotros.

¿Leer quita tiempo?

Suscribo las palabras de Antonio Muñoz Molina cuando dice que leer multiplica el tiempo. Porque nos permite vivir tanto en tan poco tiempo que entonces el tiempo se hace tan largo como para sentir que antes de perderlo  lo ganamos para nuestra existencia, para multiplicar nuestras experiencias para vivir la vida.

Gustave Flaubert, el autor de Madame Bovary, decía que “la única manera de soportar la existencia es sumergirse en la literatura como en una orgía perpetua”.

No sé si os pasará como a mí cuando se presentan malos momentos, o me siento agobiado, o estoy indeciso por no saber qué hacer… Entonces recurro a la lectura. Con ella encuentro el sosiego y la paz que necesitaba.

La lectura nos reconforta, alivia aquello que nos inquieta y corroe por dentro, lo que nos atenaza, es modulado. El autor de La metamorfosis, Franz Kafka, sentenciaba: “Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros”.

Cinco años antes de su muerte, Federico García Lorca tuvo el gran honor de inaugurar en 1931 la biblioteca de su pueblo, Fuente Vaqueros. Para la ocasión escribió un discurso en el que hablaba de las bondades de los libros, de la lectura, de la importancia de la cultura y de las bibliotecas. Decía así:

“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro

—Y seguía diciendo nuestro poeta: Yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales que es lo que los pueblos piden a gritos. Bien está que todos los hombres coman, pero que todos los hombres sepan. Que gocen de todos los frutos del espíritu humano porque lo contrario es convertirlos en máquinas al servicio del Estado, es convertirlos en esclavos de una terrible organización social.”

“¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: «amor, amor», y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras.”

Hablando de libros y de lectura, me viene a la memoria aquel personaje de Luis Landero en Juegos de la edad tardía, Gregorio Olías, que quería ser escritor de fama, y que anhelaba los libros y todo lo que significaban. Olías creó un mundo imaginario para convertirse en el gran Faroni, era su sueño. Un sueño que llevó hasta las últimas consecuencias creando una realidad paralela, un imaginario delirante.

Cualquiera de nosotros tenemos muchos sueños en los que imaginamos cómo podría haber sido aquello que pasó por nuestra cabeza en la niñez, la adolescencia o en cualquier otro momento de nuestra vida. A veces nos reprochamos que no haya sido así. Es como si ajustáramos cuentas con la vida que nos privó la posibilidad de hacer realidad la ilusión a la que aspirábamos o que, simplemente, nosotros mismos nos lo negamos por habernos instalado en la comodidad, en la rutina o en la mediocridad.

Ahora tenemos la oportunidad de vivir muchos sueños a través de los libros que tendremos a nuestro alcance en esta ‘Feria del Libro’. Porque los libros representan ese modo que inventamos hace siglos de decirnos historias unos a otros a través de la palabra escrita, y de compartir con desconocidos lo que en nuestra imaginación se creaba. Y eso se hizo más fácil porque los libros llegaban a todos los rincones, superando a los contadores de historias que de pueblo en pueblo, de plaza en plaza, iban contando o pregonando aquellos romances que ensalzaban las hazañas de un héroe o de una joven doncella, los mismos que nos contaban la vida de Marianita Pineda.

En Pinos Genil he escrito gran parte de las historias que bullían en mi cabeza y que se convirtieron en libros. Aquí han nacido mis artículos de opinión para la prensa, mis artículos científicos para revistas especializadas, casi todos mis libros han visto la luz en Pinos Genil.

Antes de terminar quiero tener un recuerdo muy especial para alguien que ha estado vinculada de alguna manera con Pinos Genil: Almudena Grandes.

Almudena estuvo presente con nosotros el 16 de abril de 2017 en la 2ª edición del Día del Libro. No fue la única vez que venía a Pinos Genil, pero aquel día lo hizo para apoyar esta celebración en torno al libro que daba sus primeros pasos en nuestra localidad.

Almudena nos dejo el 27 de noviembre de 2021, para ella la lectura fue un descubrimiento fabuloso y vital.

Así lo decía:

“Lo que más me gustaba en el mundo era leer libros y lo que más me sigue gustando en el mundo es leer libros. Si encontrara a una persona que me pagara por leer novelas no escribiría novelas, me gusta mucho más leerlas. Leer es siempre algo que haces por placer y escribir se hace por necesidad… La literatura en principio, para mí, tuvo mucho que ver con la vida.”

En su columna de El País del 13 de mayo de 2018, Almudena, en un artículo titulado “¡Viva Galdós!”, hablaba sobre su entusiasmo por la obra de Galdós y su lectura. Así lo escribía: “De las Novelas a los Episodios Nacionales, y vuelta a empezar. No poder parar de leer a Galdós es el único rasgo que conservo de mi adolescencia.”

A la memoria de Almudena Grandes quiero dedicar este pregón. Hoy hubiera cumplido, hoy cumple 62 años.

¡Feliz cumpleaños, Almudena!

¡¡Muchas gracias!!

lunes, 9 de mayo de 2022

FRANCIA, REFERENTE DE LA LIBERTAD EN EUROPA*

 


Europa está pasando por un momento histórico crucial que agudiza esa crisis de identidad que viene arrastrando desde hace dos décadas. Las tensiones internas antes de remitir se han potenciado bajo la sombra de la ultraderecha y la fuerza centrífuga que representa. La tenemos gobernando en Hungría, consolidada tras las cuartas elecciones consecutivas ganadas por Viktor Orbán hace unas semanas. Y conocemos su auge en todos los países de la vieja Europa. Es como si volviera, ahora en su versión 2.0, para destruir una obra democrática y retrotraernos al periodo del auge de los fascismos en el primer tercio del siglo XX.

Si fijáramos la mirada sobre el mayor peligro que la ultraderecha representa para la Europa que arrancaba en el Tratado de Roma de 1957, no la centraríamos tanto en el Brexit británico como en un futuro triunfo electoral en Francia. Las elecciones presidenciales del pasado domingo en este país han mandado un aviso a navegantes: la ultraderecha ha alcanzado un respaldo electoral del 41,5% de los votos, frente al 58,5% de Macron. Diferencia que se ha acortado notablemente con respecto a 2017, cuando la correlación fue del 34% frente al 66%.

En estos días en que se han conmemorado señeros gritos de libertad (25 de abril) con el triunfo sobre el fascismo en Italia bajo los sones de ‘Bella Ciao’ y el final de la dictadura portuguesa con otro himno: ‘Grándola vila morena’, es un momento para poner los pies en el suelo y saber que los ataques a la Europa que conocemos, nos guste más o menos, y todo lo que representa, son constantes. Ataques tanto internos como provenientes del largo hostigamiento auspiciado por la Rusia de Putin: interviniendo en procesos electorales y ahora con la brutal provocación de la invasión de Ucrania en las mismas barbas de la vieja Europa.

De haberse producido el triunfo de la ultraderecha en Francia, habría sido más calamitoso que lo fue el de Berlusconi en Italia o Trump en EE UU para el futuro de Europa. Históricamente Francia ha representado un ejemplo en el devenir de las ideas. Ante este panorama no cabe más que unir fuerzas democráticas, a pesar de las discrepancias ideológicas, y saber dónde está el verdadero enemigo. Por eso se entendió tan poco el escaso apoyo mostrado por Mélenchon, candidato de Unión Popular (izquierda radical), a Macron, creando incertidumbre y confusión sobre a quién se debería votar al decir que no había que hacerlo a Marine Le Pen. ¿Acaso lanzaba un mensaje de abstención?

Los pilares de la libertad en Europa y el resto del mundo se encuentran en la Francia de la Enciclopedia y en la Revolución Francesa, donde se pusieron las bases de la Europa que hoy conocemos. Desde aquí se irradiaron el principio de libertad hacia el resto de Europa y América a lo largo del siglo XIX, las ideas revolucionarias liberales en 1830 y 1848 que liquidaron el Antiguo Régimen, como también se forjó una nueva visión obrera en la Comuna de París de 1871 o se alentó la resistencia contra el nazifascismo en la Segunda Guerra Mundial. No obstante, también ha tenido sus lunares: auge de una ultraderecha que tras la Primera Guerra Mundial azuzó el descontento de la crisis económica del 29 con sus ataques a la ineficacia de la Tercera República y propició el régimen de Vichy. Pero Francia es el país del laicismo al que aspiran tantos sectores de la población europea, como parte sustancial de la construcción constitucional de muchos países.

La ultraderecha francesa representa todo lo que la Europa democrática no desea. Marine Le Pen, tras su pase a la segunda vuelta de las presidenciales, habló de que se contraponían dos visiones del mundo, como si rememorara la teoría del choque de civilizaciones de Samuel Huntington. Dos enfoques opuestos del mundo que conocemos, y que nacieron sobre todo en el primer tercio del siglo XX con la confrontación entre democracias liberales y totalitarismos fascista y comunista.

Asimismo Le Pen se declaró a favor de una alianza de seguridad con Rusia en cuanto acabara la guerra en Ucrania. Propuso un cambio radical en la política internacional francesa, que llevara a terminar con la cooperación militar con Alemania, al tiempo que apostaba por sustituir la Unión Europea por una alianza de naciones. Ella y otros grupos de ultraderecha son los valedores de Putin en Europa en ese objetivo de desestabilizar la UE.

De haber triunfado la ultraderecha francesa se habría desatado todo esto. Su influencia es infinitamente mayor al alcance de su acceso al poder en Hungría o su incorporación al gobierno de Castilla y León. Los valores de la Francia republicana son valores universales, su ‘Liberté, Égalité y Fraternité’ han guiado el pensamiento democrático. Si son pulverizados por los herederos del fascismo, el panorama histórico que se abre para el resto del mundo democrático se tornaría bastante preocupante.

El peligro que se cierne sobre Europa no ha acabado. El triunfo de Macron es solo un freno en el devenir histórico. Volverán nuevas amenazas: presidenciales en EE UU y las venideras en Francia, ya sin Macron como candidato y con la indeterminación de los partidos políticos tradicionales (socialistas y conservadores) en claro declive, y con partidos emergentes que no terminan de definir lo que quieren ser en el contexto histórico actual, moviéndose en una eterna ambigüedad plagada de matices. Esa ambigüedad, tan recomendable en la literatura pero tan generadora de confusión en la política.

 * Artículo publicado en Ideal, 01/05/2022

**  Henri Toulouse Lautrec. Cartel