domingo, 23 de febrero de 2014

EN LA HUERTA DE SAN VICENTE

Hoy ha amanecido una mañana de domingo. Una de esas mañanas que invitan al paseo. El sol iluminaba el parque Federico García Lorca con una de luz de invierno, algo tibio, pero con la insolencia suficiente para despertar los primeros brotes en una vegetación que todavía muestra su impúdica desnudez.

Me ha gustado volver a estar en la Huerta de San Vicente, y recordar a Federico García Lorca, esta vez a través del homenajeado de estos días, Antonio Machado, que tanto se lamentara de aquel crimen que fue en Granada…, donde “Muerto cayó Federico/ —sangre en la frente y plomo en las entrañas—/…Que fue en Granada el crimen/ sabed —¡pobre Granada!—, en su Granada.”

Y esta visita me ha traído asimismo las imágenes que cada día se viven, en el espacio ajustado que hay delante del caserón, con decenas de escolares, arremolinados en un bullicio de hormiguero, que se acercan a conocer algo más sobre Federico y sus lugares. Escolares entusiastas, acompañados por sus maestros, que rompiendo el estridente murmullo hacen el silencio, en el que ya sólo se escucha la palabra del maestro y acaso el trino armonioso de algún jilguero. Es entonces cuando el maestro les habla un poco más de la vida del poeta, asumiendo la solemnidad del momento, con la gravedad de quien tiene algo muy importante que decir. Y es entonces cuando les dice lo que significaba aquel lugar, en medio de la vega, en la vida de Federico, en el que pasaba largos días del verano junto a su familia, y también que allí fue donde estuvo los días previos a su detención en las tristes y dolorosas jornadas de julio y agosto del treinta y seis.

Esta mañana he paseado con nostalgia por la Huerta de San Vicente, porque en la penumbra embozada del umbral de su puerta me ha parecido ver el rostro de niño feliz de Javier Egea, desprendiendo aquella sonrisa despistada que escapaba entre los recodos de su barba, cuando se convirtió en responsable guía de la Huerta de San Vicente.

Esta mañana de domingo ha amanecido diferente a otras tantas que se habían mostrado hoscas y desabridas…, invitaba a este paseo, y para él he tenido como compañía a dos diablillas: Ángela e Inés.

sábado, 22 de febrero de 2014

HOY ES EL DÍA


"Estos días azules y este sol de la infancia"

"Y cuando llegue el día del último viaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, 
me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar."

jueves, 20 de febrero de 2014

ANTONIO MACHADO: 75 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

El próximo día 22 de febrero se cumple el 75 aniversario de la muerte de Antonio Machado. Con él he entablado un diálogo en el capítulo de una obra de futura publicación. Valga desde aquí mi modesto homenaje hacia don Antonio con la reproducción de parte de ese diálogo.

—Antes de proseguir, permíteme una pregunta: ¿es cierto que tu afición de trotamundos principió pronto?
—París, al lado de mi hermano Manuel, me proporcionó cobijo en mi juventud; en uno de ellos conocí a Rubén Darío, que parecía más un fenómeno de la naturaleza que un poeta, por la impetuosidad rítmica de su poesía, digo, no se me vaya a entender mal. Aprendí bien el francés, un idioma que enseñé a muchos jóvenes; mi vocación de docente me llevó de acá para allá: recorrí las anchuras castellanas, las tierras seculares de Baeza, otra vez las tierras castellanas de Segovia y Madrid, hasta que me obligaron a desprenderme de mi último aliento en las tierras francesas de Colliure.
...
—Y llegó la guerra, esa fatídica guerra civil. A su comienzo te encontrabas en Madrid, y desde allí te trasladaste con tu madre al pueblo valenciano de Rocafort.
—La guerra empujaba con saña..., y la siguiente etapa fue Barcelona. Luego compartí el destino de otros muchos españoles. En enero de 1939 emprendí camino al exilio.
—¡Maldito camino éste, aunque fueras un caminante nato, seguro que nunca deseaste emprenderlo! La muerte te sorprendió en Colliure, era como si hubieras ido hasta esta localidad francesa sólo para morir.

miércoles, 5 de febrero de 2014

EDUARDO LIZALDE, ‘EL TIGRE’

Confieso que no sabía mucho de Eduardo Lizalde (1929) hasta ayer. Su poesía crítica, bronca, ácida, punzante, había pasado un poco inadvertida para mí. Pero anoche tuve la oportunidad de escucharla de su boca en una lectura poética con la que nos obsequió en el Ayuntamiento de Granada, como antesala de la entrega del X Premio Internacional de Poesía ‘Federico García Lorca’ y del venidero festival de poesía.

Su voz sonó fuerte, tonante, profunda, como si rugiera ese tigre que parece lleva dentro y con cuyo sobrenombre se le conoce en México. Y su poesía sonó como él mismo la ha definido: amarga, crítica, violenta y ofensiva. Se atrevió con esos ‘textos oscuros’ que, según contó, no fueron al principio del agrado de Octavio Paz. Y leyó esa “Carta urgente al creador del Universo”, dedicada al obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez Arceo, para contrariedad de este (del que dijo puso en un aprieto con sus versos), y que arranca así: “Afortunadamente, Dios/ afortunadamente para ti,/ no existes.”

Confieso, asimismo, en ese acercamiento casi cómplice que podéis observar en la imagen de más arriba, que le susurré al oído que sus versos, que habían inundado la sala unos minutos antes, me habían traído a la memoria el recuerdo de mi admirada Matilde Cantos y sus treinta años de exilio en México. Se interesó al instante por ella y, cuando le di algún dato, con un gesto de lamento me dijo no haberla conocido. Pero antes también había hablado de aquellos luctuosos sucesos del 68 en la plaza de las Tres Culturas o Tlatelolco, como lo había hecho Matilde con tristeza ese mismo año cuando regresa del exilio a España.

Luego me habló de lo mucho que le había impresionado la ciudad de Granada y mostró su admiración por ella. Y prosiguió, mientras garabateaba unas palabras en el libro que me estaba dedicando, El tigre en la casa (Valparaíso Ediciones, 2013) elogiando a esta ciudad.

Su poesía me impresionó, y su fuerza expresiva y contundente, también.

1. EPITAFIO
Sólo dos cosas quiero, amigos,
una: morir,
y dos: que nadie me recuerde
sino por todo aquello que olvidé.

2. EL TIGRE
Hay un tigre en la casa
que desgarra por dentro al que lo mira.
Y sólo tiene zarpas para el que lo espía,
y sólo puede herir por dentro,
y es enorme:
más largo y más pesado
que otros gatos gordos
y carniceros pestíferos
de su especie,
y pierde la cabeza con facilidad,
huele la sangre aun a través del vidrio,
percibe el miedo desde la cocina
y a pesar de las puertas más robustas.

domingo, 2 de febrero de 2014

BENEFICIOS

Algunos nos quieren trasladar a un escenario de euforia económica que está lejos de la realidad. Se han confabulado para difundir el relato de final de la crisis, como si ya el ciudadano no estuviera escaldado de tanta mentira y tanta ignominia como se ha propagado desde el poder político. Si bien, siempre habrá crédulos e incautos, pensarán.

Son tiempos en que lo inmediato prima sobre lo mediato, donde los planes de futuro han perdido valor frente a ‘vivir el presente’ y donde el goce se impone al sacrificio y al esfuerzo. En nuestra sociedad sólo las hipotecas parecen tener previsión de futuro. Los bancos han asumido el papel que la Iglesia ocupó en otro momento de la Historia: son los que mejor previsión de futuro tienen, porque saben que estarán ahí cuando los demás desaparezcamos y permanezca nuestra hipoteca, si antes no la hemos saldado.

Miles de pisos cuestan menos que sus hipotecas, una consecuencia más de la crisis económica. Pero a nadie se le ha ocurrido decirle a los bancos que ellos deberían asumir el mismo riesgo que asumió el cándido y confiado ciudadano cuando contrató su hipoteca: si el valor de mercado de la vivienda bajaba, entonces el valor de la hipoteca habría de bajar también. Bastante carga ya tiene con pagarla sin remisión, suba o baje el Euribor, durante décadas.

La gran banca ha duplicado por cuatro sus beneficios en 2013, obteniendo una ganancia neta de 7.674 millones de euros en una economía que ha caído el 1,2% y donde se han destruido 198.000 empleos. Suponemos que los que hablan de buenos horizontes en la economía española se referirán a estos beneficios. Yo sigo viendo a gente que pasa calamidades, a jóvenes que tienen que emigrar para poder trabajar, a familias que no llegan a final de mes, a trabajadores con contratos de unas horas o de días sueltos, a familias que abandonan su casa por un desahucio, a trabajadores que son despedidos sin recolocación posible porque se instala una nueva máquina que mejorará la producción y va a hacer el trabajo de cinco de ellos… Yo sigo viendo a mucha gente que le cuesta sonreír, ¿para quién son entonces los beneficios?

Cuando de Guindos o Montoro, o el propio presidente del Gobierno, o la señora Cospedal, hablan de esa luz que se ve al final del túnel de la crisis económica, cuando dicen que la situación mejora, supongo que se referirán a los beneficios de la banca y las grandes empresas. Porque, de lo contrario, da la impresión de que nos quieren hacer ver que vivimos en los mundos de Yupi cuando a ellos les interesa, como nos hicieron creer que estábamos en el mundo del caos cuando les interesó para justificar el empobrecimiento al que sometían al ciudadano, diezmaban sus derechos y aniquilaban la sanidad, la educación o la atención social.

* Fotografía de Reuters