lunes, 19 de marzo de 2012

LA FIESTA DE LA SUCIEDAD

En los últimos meses hemos vivido el protagonismo de la juventud española en la esfera social desde múltiples vertientes.
Sorprendió agradablemente ver que esa juventud adormecida, consumista y aborregada, que se pretende desde un modelo económico que sólo ve en la cara de las gentes (niños y grandes) disciplinados, alienados y empedernidos consumidores de lo que representa el negocio como auténtica religión del capitalismo voraz, había despertado de manera clamorosa en el movimiento 15M.
Asimismo, ante la crisis económica y todo lo que representa en la limitación de derechos y servicios públicos básicos para el ciudadano, hemos visto como los jóvenes se han echado a la calle para expresar sus inquietudes y sus temores frente a la lógica perversa de un modelo económico que somete al poder político para que este actúe a su dictado.
Y también sorprende que cada fin de semana miles de jóvenes se echen a la calle para divertirse de una sola manera: agrupados en manada, bebiendo alcohol sin control y esperando que las primeras luces del día les lleven a casa para dormir.
Refiriéndome a este último, en Granada se ha celebrado la llamada fiesta de la primavera, que no es más que una excusa zafia como expresarse socialmente de una manera contraria a lo que representan las dos primeras a las que hemos aludido. Y que dejó la zona de la ciudad donde se celebró (el eufemístico ‘botellódromo’, calles, plazas, portales y otros espacios públicos y privados) convertida en un lamentable e inadmisible muladar lleno de desperdicios, plásticos, envases y evacuaciones humanas. A la vista de ello, mejor debería denominarse a ese evento como la fiesta de la suciedad.
En las tres vertientes en que la juventud hace manifiesta presencia en la esfera pública hemos visto a miles de jóvenes en la calle pero con comportamientos y actitudes diferentes. Me pregunto, en tal caso, si serán los mismos jóvenes los que han estado presentes en cada uno de los tres momentos.
Hace años publiqué un artículo en Ideal, ‘El monstruo beodo’ (http://bit.ly/FQcE7r), donde exponía mi preocupación por esta manera de divertirse de una parte de la juventud, en un momento en que el alcalde de Granada, José Torres Hurtado, animaba con no poca torpeza y sí mucha osadía a convertir a Granada en la ciudad del botellón. Sigo reconociendo mi parecer en lo dicho en aquel artículo.
Todavía me sigue preocupando mucho esta forma de divertirse de una parte de la juventud, y que no creo que sea la misma que integra el 15M ni las manifestaciones en contra de los recortes en la educación.

1 comentario:

Eli dijo...

Los jóvenes necesitan expandirse, pero es preocupante esta forma de diversión.
Aquí se rompe el mínimo civismo. Miedo me da.
Saludos