jueves, 10 de enero de 2013

HABLANDO DE MATILDE CANTOS

Contar un cuento a escolares de edad infantil es una experiencia única. Si se capta su atención, ellos te descubren toda la gama de expresiones que es capaz de dibujar el rostro de un ser humano: expectación, deseo, angustia, alegría, aflicción… Esa experiencia que tuve en ocasiones hace ya mucho tiempo, en aquellos años en que mis alumnos eran niños de cinco, seis o siete años, la he vuelto a rememorar en las caras de los internos del Centro de Inserción Social ‘Matilde Cantos Fernández’ durante la charla que he impartido sobre la figura de Matilde Cantos. Estos internos son presos que están en tercer grado o tienen condenas de algunos meses. Han llenado la sala de usos múltiples del centro y han escuchado atentos, envolviendo con su silencio el recuerdo de la vida de Matilde que les iba desgranando. Les he hablado de esa persona que presta su nombre a la institución y que no conocían más que en un simple rótulo, algunos incluso pensaban que todavía estaba viva. Viva no, pero sí su pensamiento, les he dicho. Ha sido bueno que supieran que el centro de internamiento donde están lleva el nombre de una mujer que dedicó gran parte de su vida a atender a personas en situación parecida a la suya. Y también que dedicó su capacidad intelectual y su sentido del compromiso social a luchar porque la sociedad ofreciera una oportunidad de reinserción social a aquellas personas que habían cometido un error en un momento de su vida.

La sensación ha sido como estar en algo diferente, que escapa a nuestra cotidianidad, a las cosas que nos rodean y son tan familiares, a pesar de estar entre nosotros. Nada ha tenido que ver con una conferencia en otro espacio y en otras circunstancias. Les miraba la cara y veía mil historias en cada uno de sus rostros: fatigados, desamparados, caras ensombrecidas por miradas tristes, reflejos de huellas que hablan de adversidades recibidas; y también sonrisas de esperanza, ingenuas, ruborizadas, a veces infantiles. Y me imaginaba a Matilde y su trasiego de vida: lucha contra el fascismo, guerra civil, exilio mexicano, regreso a España, lucha contra la dictadura, batalla a favor de la libertad y la democracia, y siempre lucha contra las desigualdades, la intolerancia, la injusticia social. Les dije que ya llevarían para siempre un poco de Matilde Cantos con ellos, que ya tenían un poco de Matilde para siempre en sus vidas. Que en su historia personal la figura de esta mujer, que daba nombre a lo que era su casa en estos momentos, quedaría inevitablemente marcada.

Terminada la charla agradecen conocer algo de la persona cuya imagen ven cada día en el retrato que preside el vestíbulo de entrada, o en el nombre escrito en los documentos redactados que van asociados a su destino, o en la placa que se sitúa a la entrada del centro. Se acerca una señora para preguntarme si Matilde es del tiempo de Las Trece Rosas, le digo que sí, pero que Matilde era mayor que ellas, aunque todas compartieron un mismo ideal para España, y el sufrimiento de la represión y la intransigencia del régimen político que se alzó con la victoria en la guerra. Que tuvieron suerte dispar, que Las Trece Rosas fueron fusiladas un 5 de agosto de 1939 y que Matilde salvó la vida porque pudo escapar al exilio. Pero que su vida serviría para recordarle al régimen político represor que podría matar los cuerpos de trece jóvenes mujeres, pero nunca acabar con sus ideas porque otras personas, como Matilde, se encargarían de difundirlas a los cuatro vientos.

3 comentarios:

IRIS dijo...

Antonio, me alegro que hayas podido conectar con estas personas que por circustancias no gozan de libertad ni de una vida fácil,seguro que tu presencia allí fue para ellos algo especial.

Antonio Lara Ramos dijo...

He recibido del responsable de organizar la charla un correo en el que me dice: "Ha sido magnífica la conferencia. Sabes que mantener la atención y el silencio es difícil con este público".
Y a esto digo yo que el interés que mostró este público fue gracias a Matilde Cantos, y a la poderosa y sugerente fuerza que irradia su intensa y atractiva vida. Una vida que contiene la historia de la España del siglo XX.

juan dijo...

He leído la biografía de Matilde Cantos, que he descargado de este blog y me parece que fue una mujer excepcional.
Un saludo