lunes, 29 de febrero de 2016

GINER DE LOS RÍOS: EL SÓCRATES ESPAÑOL

Esto de las redes sociales tiene sus ventajas. Todo no es ese uso miserable que apreciamos, plagado de informaciones tóxicas, mentiras, bochornosas acusaciones, descalificaciones a personas..., y más cosas que seguro sabéis. Las redes sociales son parte activa de nuestra forma de comunicarnos, de lanzar mensajes más o menos bienintencionados y un factor a tener en cuenta en la educación, por su capacidad de influir sobre todos nosotros y, especialmente, sobre nuestros jóvenes. Fue a través de Facebook, estando estos días de puente en Madrid, como me enteré de que en la sede de la Fundación Francisco Giner de los Ríos había una exposición, “El maestro de la España moderna”, en torno a la figura de Giner de los Ríos, el fundador de la Institución Libre de Enseñanza, en el centenario de su muerte. También las redes sociales ayudan a conocer noticias, que de otro modo hubieran pasado inadvertidas. Esta de la exposición me proporcionó un plan que no tenía en esta ocasión, y que siempre me busco (museos, librerías...) cuando voy un par de días a Madrid, en esas escapadas sumamente gratificantes para estar con los hijos y el nieto.

La Institución Libre de Enseñanza fue una de las instituciones decimonónicas que despertó en mí un gran interés cuando estudiaba Historia Contemporánea. Antes había estudiado Magisterio, de modo que el mundo de la educación fue en ese tiempo de formación el que configuraba mi universo de intereses y el principal anhelo profesional. Con la licenciatura de Historia ampliaba estudios también en un campo que desde años atrás había despertado mi curiosidad: la investigación histórica. Incluso hubo algún momento en que quise escribir algo sobre la educación en la España de los siglos XIX y XX con la Institución Libre de Enseñanza como telón de fondo. Había leído, entre otros, la monografía de Cacho Viu La institución Libre de Enseñanza o el interesante libro de Tuñón de Lara Medio siglo de cultura española, 1885-1936, sobre todo ese capítulo dedicado al krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, y aquello, unido a mi vocación por la educación, despertó en mí un interés investigador, aunque nunca llegó a materializarse.

El sábado por la mañana la temperatura era gélida en Madrid, pero me ilusionaba saber que volvería a tomar contacto con uno de mis viejos recuerdos universitarios. Al llegar a la Fundación Francisco Giner de los Ríos, tengo que confesar que me sorprendió la estética exterior del edificio que la alberga, con una fachada ocupada por un tupido enrejado de barras verticales con vocación de enjaulado, y que ha recibido en 2015 el primer premio del Colegio de Arquitectos de Madrid. La exposición se sitúa en el sótano de uno de los edificios del conjunto arquitectónico. Fui pasando por cada espacio diseñado para mostrar cada momento de la historia de la Institución Libre de Enseñanza a través de imágenes y documentos, desde los orígenes (1863-81) a la construcción del proyecto ‘institucionista’ entre 1882 y 1906, y la etapa de plenitud hasta el inicio de la guerra civil, con el posterior exilio y la reciente recuperación del legado. A ese recorrido evolutivo se sumaba la implementación del proyecto educativo en diversas realidades, en las que se plasmó su pensamiento educativo, como aprender haciendo, enseñar en contacto con la naturaleza, las colonias de vacaciones o el concepto de educación integral, conformando todo esa máxima de 'educación y no instrucción'.

La muestra reúne imágenes del propio Giner de los Ríos y los coetáneos con los que colaboró en la tarea de impulsar una nueva educación en la España del final del siglo XIX y primer tercio del siglo XX. Fotos, libros, correspondencia..., que ponen de relevancia el papel de Giner de los Ríos y el de la institución que marcó un hito en el panorama educativo y cultural de la España de ese tiempo. En la muestra se incluyen asimismo algunos documentales de Val de Omar sobre las misiones pedagógicas y otras escenas de centros educativos.

En el siglo XIX, España era un país con un atraso secular. La revolución industrial llegaba tarde y no a todo el territorio nacional, y las ideas liberales hubieron de rivalizar con un pensamiento político conservador, incapaz de soltar el lastre de ciertos modos de proceder del Antiguo Régimen. La educación era una de las alternativas para modernizar España, pero aún así hubo intelectuales de sentimiento regenerador, como Joaquín Costa, que pensaban que lo que hacía falta era un líder que guiara a España a la modernidad; mientras otros, como Giner de los Ríos, consideraban que lo que hacía falta era un pueblo maduro, culto y educado, que solo así llegaríamos a avanzar a la modernidad y a una sociedad más justa. En esta creencia se encierra gran parte del espíritu de la Institución Libre de Enseñanza, que también entraría en colisión con actitudes retrógradas como la que promovió el Gobierno del general Narváez de prohibir la enseñanza de la teoría darwinista o las doctrinas contrarias a la Iglesia o la Monarquía, y que supuso la expulsión de sus cátedras de varios profesores universitarios.

Giner de los Rios, rondeño de nacimiento, fue pedagogo y filósofo, discípulo de Sanz del Río, introductor del krausimo en España. Ambas figuras fueron claves para entender el pretendido giro que quería darse a la educación, hasta entonces monopolizada por la Iglesia, con un pensamiento que apostaba por una enseñanza activa donde el aprender haciendo era un modo de romper con la enseñanza meramente instructiva y memorística… 'El Sócrates español' fue como lo bautizó Miguel de Unamuno, un halago que sin duda nos hace comprender el alcance de esta figura en la historia de la educación de nuestro país.

La Institución Libre de Enseñanza, materialización de la filosofía y el esfuerzo de Giner de los Ríos, se fue extendiendo con otros proyectos (Residencia de Estudiantes, Junta para la Ampliación de Estudios, Museo Pedagógico, Centro de Estudios Históricos...) hasta componer el universo pedagógico, científico y humanista que conocemos. Sin dejar de ser un factor innovador para la educación en España, tuvo obviamente ese carácter elitista en una sociedad con unas tasas de analfabetismo que superaban el setenta por ciento. Lamentablemente, este impulso educativo no llegaría a tener un reflejo en la escuela española hasta bien avanzado el primer tercio del siglo XX, sobre todo en la II República.

En aquella España la modernidad que se asentaba en Europa llegó demasiado tardíamente y no sin reticencias, y en educación la nueva pedagogía también resultó complicado que llegara a la escuela. Después pasaron cuarenta años de dictadura y todo lo que tuviese relación con la Institución Libre de Enseñanza quedó proscrito y represaliado. Aquel espíritu de renovación de la educación española es el que se ha tratado de recuperar con la democracia, pero mucho me temo que todavía no ha cuajado en toda su extensión en la escuela. Eso es lo que me duele.

1 comentario:

Miguel Becerro Arriaza dijo...

Aquel espíritu de renovación de la educación española es el que se ha tratado de recuperar con la democracia, pero mucho me temo que todavía no ha cuajado en toda su extensión en la escuela. Eso es lo que me duele.
Recogo las ultimas palabras de tu artículo. Creo que en nuestra escuela sobran agunos documentos y falta mucha alma.Estoy a punto de jubilarme y la verdad que tambien algo decepcionado.Ja sociedad,los padres, no entienden ni valoran el trabajo del maestro al que en muchas ocasiones maltrata.Las leyes educativas en continuos cambios, en el caso de la LOMCE impuesta contra medio arco parlamentario...Increible.
Mañana voy, por la tarde, a escuchar una conferencia de César Bona García, nominado en 2015 para el Global Teacher Prize, premio que se otorga al mejor profesor del mundo. Espero que nos levante el ánimo.