No queda más remedio que reconocer la grandeza de la democracia en EEUU, aunque se base en un bipartidismo excluyente de otras opciones políticas.
Cuando parecía que Bush y su política nos iban a acompañar para el resto de la Historia, la limitación del mandato presidencial lo echa a su casa.
Cuando parecía que esto de la Presidencia era cosa de grandes familias o poderosos potentados de empresas multinacionales, aparece un tipo de extracción humilde para ocuparla.
Cuando parecía que solo una raza tenía el patrimonio de dominar tan codiciado cargo, viene un tipo negro (afroamericano) proveniente de la América interracial y multicultural y gana las elecciones.
Muchos han escrito ya sobre el futuro de EEUU con Obama, y dicen que quien piense en un cambio de política, sobre todo internacional, es un iluso. ¿Son agoreros? No sabemos qué ocurrirá, como tampoco sabemos si los lobbys económicos en su cabildeo y el establishment impondrán su poderío limitando el margen de maniobra del nuevo presidente. Al menos, déjennos un tiempo para la esperanza.
Habrá que ilusionarse, aunque sea por un instante, o ¿es que tenemos que vivir siempre sometidos al eterno desaliento? Si fuera así, habrá que estar con Plauto y Hobbes en aquello de que el hombre es un lobo para el hombre, olvidándonos de Rousseau.
Dice el editorial de El País (18-1-09): “Bush pasó, y su desoladora herencia forma parte de la realidad que el mundo debe afrontar para evitar lo peor… El mundo necesita (todavía) de EEUU, y muchos dentro y fuera del país confían en que su nuevo presidente no necesite jamás apelar al juicio de la historia para justificarse”. Lo suscribimos.
Cuando parecía que esto de la Presidencia era cosa de grandes familias o poderosos potentados de empresas multinacionales, aparece un tipo de extracción humilde para ocuparla.
Cuando parecía que solo una raza tenía el patrimonio de dominar tan codiciado cargo, viene un tipo negro (afroamericano) proveniente de la América interracial y multicultural y gana las elecciones.
Muchos han escrito ya sobre el futuro de EEUU con Obama, y dicen que quien piense en un cambio de política, sobre todo internacional, es un iluso. ¿Son agoreros? No sabemos qué ocurrirá, como tampoco sabemos si los lobbys económicos en su cabildeo y el establishment impondrán su poderío limitando el margen de maniobra del nuevo presidente. Al menos, déjennos un tiempo para la esperanza.
Habrá que ilusionarse, aunque sea por un instante, o ¿es que tenemos que vivir siempre sometidos al eterno desaliento? Si fuera así, habrá que estar con Plauto y Hobbes en aquello de que el hombre es un lobo para el hombre, olvidándonos de Rousseau.
Dice el editorial de El País (18-1-09): “Bush pasó, y su desoladora herencia forma parte de la realidad que el mundo debe afrontar para evitar lo peor… El mundo necesita (todavía) de EEUU, y muchos dentro y fuera del país confían en que su nuevo presidente no necesite jamás apelar al juicio de la historia para justificarse”. Lo suscribimos.
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