miércoles, 1 de febrero de 2012

EDUCACIÓN CÍVICA Y CONSTITUCIONAL

Tambores de guerra parecen sonar en torno a la educación en nuestro país.
Cuando cada día miles y miles de profesionales nos afanamos en sacar adelante el trabajo en las aulas, la educación de los niños y los jóvenes o la mejora de la educación, los cambios políticos vienen a soliviantar el clima de la escuela.
El Partido Popular tiene previsto remover determinados andamiajes en la educación. Así lo ha explicado el nuevo ministro de Educación José Ignacio Wert.
Varias propuestas se han hecho. Una de ellas la ampliación de los años de Bachillerato. Me llama la atención que se proponga reducir la ESO un curso y, por el contrario, se amplíe el Bachillerato un año más. Entendía yo cuando sonaba este rumor que a la ESO no se le tocaría y se ampliaría el Bachillerato a tres cursos. Pero no es así. La única explicación que encuentro por el momento es que se pretenda adelantar un año la salida de alumnos de la educación básica. ¿Quizá como un guiño a los nostálgicos de la Ley General de Educación? Esperaremos a que se expliquen mejor.
Ahora bien, el cambio más mediático e ideológico es el de la sustitución de Educación para la Ciudadanía por otra materia: Educación Cívica y Constitucional. Dicen que sin carga de adoctrinamiento. ¡Qué ilusos!, o tal vez nos quieran tomar el pelo. Incluso suprimiendo los contenidos que molestan a los sectores más retrógrados (o acaso por esto mismo), eso que llaman adoctrinamiento está garantizado con la nueva asignatura. Pero adoctrinar, obviamente, en el sentido que a ellos les interesa. ¿Cuáles serán los contenidos de la nueva asignatura? No diferirán mucho de los actuales. Aunque parece que sí se prescindirán de los que aluden a la sexualidad o el modelo de familia, que tanto molestan a determinadas conciencias.
El Partido Popular tiene que contentar a muchos sectores sociales que le han apoyado en su subida al poder. Sectores retrógrados algunos, ultraderechistas otros, profundamente religiosos y doctrinarios, los más. Adoctrinar, pretender adoctrinar, ya lo he dicho otras veces, el currículo está lleno de excusas para hacerlo, si es que así lo pretendemos. No depende de una asignatura, es una cuestión de intencionalidad.
Se sigue pensando que una ley puede cambiar la educación. Craso error. Hay otros muchos factores en los que habría que incidir, y que son más decisivos en la mejora de un sistema educativo. No es que la educación en España no necesite cambios, es que algunos de los que ahora se proponen son meros brindis al sol, o mejor dicho: a los intereses de determinados grupos fácticos.
Lo que menos necesita ahora la educación en España es una confrontación social, ideológica y política. Por eso, si antes el PP se negó a dialogar en pro de un pacto por la educación cuando gobernaba el PSOE, ahora no se le puede devolver la misma moneda sin más. ¿Por qué?, por el bien de la educación. Hay que sentarse a dialogar. Será la mejor manera de frenar, o al menos amortiguar, los desmanes que el Partido Popular pueda cometer en el sistema educativo. Y así encontrar los puntos de confluencia que seguro existen en beneficio de la educación, no de los intereses políticos partidistas de los sectores implicados en la misma.
Esperaremos acontecimientos.

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