En los tiempos que corren, donde prevalecen los principios de libertad y autonomía, contradictoriamente es cuando se exige mayor tutela al Estado.
Los últimos estudios acerca de los rayos UVA concluyen en que son perjudiciales para la salud. Hasta el punto que su uso puede provocar cáncer de piel.
No sé qué va a ser ahora de toda esa legión de idólatras del cuerpo que lucen espléndidos bronceados en pleno invierno.
Pero eso ahora no me preocupa. Lo que me llama la atención en esta notica que difundió la prensa es que se diga: “Sanidad no va a adoptar medidas contra los UVA a pesar de su máximo riesgo cancerígeno”.
Y me pregunto: ¿por qué la prensa no apela a la responsabilidad de los ciudadanos y lanza ese mensaje velado de que nos lo tienen que dar todo hecho?
Realmente no sé dónde queda la responsabilidad de cada uno de nosotros. De la prensa, incluida. Convertida las más de las veces en órgano portavoz de los partidos políticos. Ni que estuviéramos en el siglo XIX.
Estoy en este momento en la terraza de un restaurante en la costa, escribiendo esta entrada de blog, frente a mí veo a cientos de personas en la playa. Están boca arriba a pleno sol. No acierto a ver desde aquí si se han puesto protección o no. Mi vista está cansada, pero ni aunque fuera la de un lince lo advertiría. Ni me interesa comprobarlo.
La gente sabe que cualquier agresión sobre nuestro cuerpo, por vía cutánea, respiratoria, digestiva o sanguínea, y si me apuran intelectual, es perjudicial.
Bien está que las autoridades estén pendientes de la ciudadanía, que les prevengan de los riesgos, pero no queramos que nos pongan un ángel de la guarda a cada uno. Pienso que somos ‘grandecitos’ para asumir las consecuencias que se derivan de una mala práctica tomando el sol en la playa o los rayos de esos inventos diabólicos, consumiendo drogas, conduciendo un coche o tomando una copa de más.
La irresponsabilidad me subleva. Nos sentimos autosuficientes, pero cada vez exigimos más a las autoridades que nos tutelen.
¡Pues no, mire usted! Sea usted responsable.
Sé que un político sería incapaz de decir esto. Probablemente porque está amordazado por el propio juego político. Una licencia que me puedo permitir en este momento.
Sigo viendo a la gente tomando el sol, y éste pica hoy especialmente. Créanme. Ya sigo al buen recaudo de los toldos de la terraza del restaurante.
Allá cada uno con su responsabilidad.
Los últimos estudios acerca de los rayos UVA concluyen en que son perjudiciales para la salud. Hasta el punto que su uso puede provocar cáncer de piel.
No sé qué va a ser ahora de toda esa legión de idólatras del cuerpo que lucen espléndidos bronceados en pleno invierno.
Pero eso ahora no me preocupa. Lo que me llama la atención en esta notica que difundió la prensa es que se diga: “Sanidad no va a adoptar medidas contra los UVA a pesar de su máximo riesgo cancerígeno”.
Y me pregunto: ¿por qué la prensa no apela a la responsabilidad de los ciudadanos y lanza ese mensaje velado de que nos lo tienen que dar todo hecho?
Realmente no sé dónde queda la responsabilidad de cada uno de nosotros. De la prensa, incluida. Convertida las más de las veces en órgano portavoz de los partidos políticos. Ni que estuviéramos en el siglo XIX.
Estoy en este momento en la terraza de un restaurante en la costa, escribiendo esta entrada de blog, frente a mí veo a cientos de personas en la playa. Están boca arriba a pleno sol. No acierto a ver desde aquí si se han puesto protección o no. Mi vista está cansada, pero ni aunque fuera la de un lince lo advertiría. Ni me interesa comprobarlo.
La gente sabe que cualquier agresión sobre nuestro cuerpo, por vía cutánea, respiratoria, digestiva o sanguínea, y si me apuran intelectual, es perjudicial.
Bien está que las autoridades estén pendientes de la ciudadanía, que les prevengan de los riesgos, pero no queramos que nos pongan un ángel de la guarda a cada uno. Pienso que somos ‘grandecitos’ para asumir las consecuencias que se derivan de una mala práctica tomando el sol en la playa o los rayos de esos inventos diabólicos, consumiendo drogas, conduciendo un coche o tomando una copa de más.
La irresponsabilidad me subleva. Nos sentimos autosuficientes, pero cada vez exigimos más a las autoridades que nos tutelen.
¡Pues no, mire usted! Sea usted responsable.
Sé que un político sería incapaz de decir esto. Probablemente porque está amordazado por el propio juego político. Una licencia que me puedo permitir en este momento.
Sigo viendo a la gente tomando el sol, y éste pica hoy especialmente. Créanme. Ya sigo al buen recaudo de los toldos de la terraza del restaurante.
Allá cada uno con su responsabilidad.