Cada vez nos quedan menos recovecos en la mente, al menos en la de los adultos, para que germine el engaño. Lamento que desde la política no exista otra tendencia que la de burlar a la verdad. Y que no se opte por otra opción más ética y decente que la de buscar la manera de inventar el relato que justifique una acción basada en la mentira. La crisis económica parece que no tiene visos de remitir, aunque interesadamente se haya querido trasladar lo contrario desde el Gobierno de España en algunas informaciones y en el reciente Debate del estado de la Nación. Las previsiones económicas de la Comisión Europea dicen que lo peor de la crisis llegará con 2014. A la vista de ello no quedan más que dos alternativas: o en Bruselas están equivocados, o alguien desde el Gobierno nos está engañando. Lamentable que eso de la cultura de la verdad siga siendo un valor desconocido para nuestros gobernantes. De ser cierto lo que dicen las autoridades europeas, el paro seguirá incrementándose durante un año y medio al menos. Más dificultades para mayor número de personas.
El Debate del estado de la Nación ha resultado un fiasco. Si bien ello no ha sido óbice para que se haya abierto una guerra de cifras para determinar quien lo ha ganado: si Rajoy o Rubalcaba, con algunos medios de comunicación, lamentablemente, como cómplices. Han salido a la palestra políticos de uno y otro partido dando una calificación numérica a la actuación de cada cual (obviamente, barriendo para casa). En las tertulias de radio y televisión se ha preguntado a los tertulianos que diesen su puntuación. El barómetro del CIS ha publicado los resultados de su encuesta para decir que el presidente del Gobierno fue el claro vencedor para el 34,6% de los encuestados, con 27 puntos de ventaja sobre Rubalcaba, así como que para más de uno de cada tres encuestados (39,1%) no venció ninguno de los dos.
Una vez terminado el debate lo que menos interesa es saber quien es el ganador. Pocos (quizá muchos) han reparado en que a la mayoría de la población no le importa quien haya podido ganar el ‘supuesto’ debate. Lo que realmente importa es que el debate lo han perdido todos los españoles. Como están perdiendo día a día gran parte de sus opciones personales ante un modelo de gestión de la crisis al servicio de otros intereses que en nada tienen que ver con los que atañen al común de los ciudadanos. Todo el ‘esfuerzo’ del actual gobierno, aparte de favorecer a las élites que controlan la economía, está haciendo a la gente más pobre, más triste y con menos esperanza. Pretenderán engañarnos, pero ya no existe margen de credulidad en nuestra mente para que triunfe la argucia.
¿Qué importa, entonces, quien haya podido ganar el debate? Lo que importa es que lo hemos perdido todos.