Si la Mamá Grande, según se dice en sus funerales, era la soberana absoluta del reino de Macondo, Gabriel García Márquez debe considerarse como el gran soberano de este reino que ha simbolizado el escenario más fructífero de la literatura de siempre.
García Márquez ahora cumple 87 años, y aunque quizás quisiera regalarse todavía una noche de amor loco con una adolescente virgen, como su entrañable anciano de noventa años, El Sabio, en su Memoria de mis putas tristes, es posible que no encuentre a la Rosa Cabarcas que le ayude a tal fin. Aunque su pretensión sea tan sólo la de contemplar durante toda la noche, como el anciano periodista, el cuerpo desnudo de Delgadina, aun a costa de enamorarse de ella.
Sirvan estos dos ligeros recuerdos a su obra como modesta felicitación al gran maestro por este 87 cumpleaños. Y sirvan para mencionar lo que tanto nos ha enseñado, y tal vez hayamos aprendido, los que pretendemos escribir otras historias en otros reinos, que no son Macondo, pero que también constituyen el refugio de esa naturaleza soliviantada del hombre que con tanta maestría hemos ido descubriendo línea a línea en la extensa obra del gran Gabo.
* Foto de Eduardo Verdugo.