miércoles, 6 de mayo de 2020

ESTA ESPAÑA (MUERTA) NUESTRA*


La oposición arremete contra el Gobierno por la gestión de la crisis sanitaria del Covid-19, el Gobierno se defiende como puede y los ciudadanos mientras seguimos en nuestro confinamiento a la espera de que nos den rienda suelta.
La política está plagada de relatos: medias verdades, medias mentiras o mentiras en toda regla. Pocas veces en política está presente la verdad. Una de las enseñanzas que saqué en política es que la verdad no encaja bien con la política. Hay que escribir siempre un relato a conveniencia. No es que la pandemia haya alterado el ambiente político de este país, ya era deleznable, solo la ha hecho insoportable.
El momento que vivimos es delicado, y lo va a ser más, sin embargo todos los políticos siguen lanzando en sus discursos medias verdades. Veinte años llevamos de un nuevo siglo y no ha cesado el solivianto por mentiras execrables: nos dijeron que íbamos a una misión de paz, cuando se trataba de una guerra en Irak; una mañana de marzo de 2004 nos contaron que ETA explosionó unos trenes en Madrid, cuando fue el terrorismo islámico; en 2008 una crisis económica se desató, y quisieron hacernos ver que no había crisis; vinieron drásticos recortes en las nóminas, la sanidad o la educación, y se nos dijo que no eran tales; floreció en España la corrupción, y nos quisieron convencer que no era exactamente corrupción.
Ahora ha venido la pandemia del coronavirus, y titubeamos más de lo debido hasta caer en que había que tomar medidas. Entonces todo el mundo calló, incluso los que ahora se quejan de que reaccionamos tarde. El mundo se nos ha venido encima y, entretanto, los partidos políticos tirándose los trastos a la cabeza, construyéndonos su relato de la pandemia, mientras a los ciudadanos, confinados, se nos han bajado las defensas inmunológicas e intelectuales. Acaso tengamos una cierta atrofia mental por estar encerrados, sin respirar aire puro de la naturaleza que oxigene nuestro cerebro. De ello se aprovechan, de nuestra debilidad, e intentan seguir engañándonos con mentiras y más mentiras, llenando las redes sociales y los whatsapp de bulos, y aprovechando nuestro ‘daño cerebral’ para que creamos en todo lo que nos dicen.
Sin embargo, ninguno nos dice por qué la pandemia nos pilló fuera de juego, por qué no supimos reaccionar, por qué no teníamos una industria nacional que nos abasteciera en este tiempo de desgracia de mascarillas, test de diagnóstico o respiradores, y por qué hemos tenido que buscar material en el mercado chino, plagado de mafias internacionales, para que nos engañen tantas veces con material defectuoso. Ninguno de los partidos políticos lo ha explicado y, si sabían cómo evitar que nos arrastráramos como pedigüeños en el ‘fantástico’ mercado global, no lo han dicho. Ni tampoco nos ha ilustrado con saber por qué cuando gobernaron no previeron que España no podía ser solo ese país idílico para el turismo, con las mejores playas, hoteles y los bares de copas más guay de toda Europa, que también debía haberse convertido en un país potente con una industria capaz de hacer frente a una calamidad y a las necesidades de su población. Y me hubiera gustado escuchar las explicaciones asimismo de por qué hemos optado por la deslocalización, como si fuera un signo inevitable de los tiempos, de nuestra industria textil, esa que está en China, India o Bangladesh, donde la producción es muy barata aunque luego nosotros la paguemos a precio de ricos.
Por qué no debaten eso en el Congreso y en las ruedas de prensa, y en esas comparecencias para hablar solo de la pandemia: unos minando la gestión del Gobierno por un puñado de votos, y otros para salir del paso como buenamente pueden con la cruz que les ha caído encima. Y por qué nos lanzan bulos y carnaza para que los ciudadanos nos saquemos los ojos y las entrañas unos a otros en redes sociales para defender sus mentiras. ¡Cuántas cosas me gustaría que respondieran los partidos políticos!
España no ha estado preparada ni sanitaria ni industrialmente para hacer frente a la pandemia, y de eso tienen mucha culpa los partidos que nos han gobernado al menos en los últimos veinte años.
Cecilia cantaba en 1975 aquella hermosa canción: Mi querida España, que el régimen franquista censuró: España no podía estar muerta, tendría que ser una España nuestra. Pues bien, España ha demostrado que ante la pandemia es una España muerta. La España que les interesa a los que buscan rédito político, no por amor a España, sino por amor a sus intereses. Que España haya visto quebrantada su economía del modo que estamos viendo es culpa de todos ellos, porque España nunca les importó más allá del poder que proporcionaba y las corruptelas que les permitía el control sobre bienes y patrimonios. Que España dependa de sectores económicos tan volátiles como el turismo o la construcción demuestra su escasa capacidad para gestionar la economía de este país, que ahora se ve sumido en la crisis que viene por no tener industria, investigación y desarrollo para salir adelante. ¡Que inventen ellos!, ¿verdad?
Cuanto del efímero mañana machadiano tiene la España del momento es atribuible a quienes nos han gobernado, esos que no han sabido crear en España una economía estructuralmente más sólida, resistente a las desgracias y calamidades. Y no una economía que se pareciera a aquella economía de subsistencia que recordamos de siglos pasados, cuando una sequía en el campo provocaba crisis, miseria y hambre. Aquel campo, nuestro turismo de ahora.
 * Artículo publicado en Ideal, 05/05/2020

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