sábado, 18 de septiembre de 2010

CUANDO SE RENUNCIA A LOS PRINCIPIOS

Francia expulsaba de su territorio nacional hace unos días a varios grupos de gitanos rumanos y búlgaros. Algo que suena a deportación, por muchos exabruptos desairados que Sarkozy lanzara en el Consejo Europeo del pasado jueves a los cuatro vientos y quisiera enmascararlo reivindicando el papel de Francia en la construcción europea y en los principios que la sustentan. Del que no dudamos.
La práctica de expulsiones colectivas son contrarias al derecho comunitario, a los valores europeos y a los principios donde se sustenta. En estas posiciones se ha movido el PSOE siempre. Incomprensiblemente (o, tal vez, comprensiblemente) José Luis Rodríguez Zapatero ha querido justificar a Sarkozy en estas decisiones políticas. Y no ha sido el único, todos los presidentes de los países cerraron filas en su derredor y quisieron matar al mensajero, la comisaria de Justicia, Viviane Reding. ¿Por qué?, ¿quizá de esta manera se defendían ellos ante previsibles errores futuros de gobierno?
Hablando de unanimidad, y de velado corporativismo, estamos deseando que también se tenga para adoptar otras decisiones importantes en materia económica o política. Que sirvan para fortalecer a la Unión Europea y que realmente sirva para recuperar e impulsar el peso perdido por Europa en el concierto internacional.
La conveniencia política ha triunfado por encima de los principios. Y esto es un error, sobre todo cuando el partido socialista los ha defendido en materia de inmigración siempre. ¿Por qué esta salida de tono del presidente Zapatero?
La conveniencia política no puede hacernos renunciar de nuestros principios. Ése no es el camino. Por encima de ello quedan la dignidad y la defensa de los derechos humanos.
Esta anuencia que ha mostrado Zapatero en asunto de tanta sensibilidad social es más extraña si cabe cuando viene a coincidir con tipos como Berlusconi, sabiendo cómo se las gasta en estos asuntos.
La impresión es que Berlusconi es ‘coherente’ con sus ‘principios’ (la política de deportaciones no es ajena a su forma de gobernar), Zapatero no sabemos dónde se sitúa. Estaría bien que se definiera. En estos temas no valen los atajos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

“Por consiguiente, la situación en las ciudades era de guerra civil; y aquellas en la que tardaba en prenderse, fuera donde fuera (como ya tenían conocimiento de lo que pasaba), llevaban mucho más lejos la búsqueda de nuevos expedientes y recurrían a iniciativas de una ingeniosidad extraordinaria y a represalias inauditas. Se modificó, incluso, en relación con los hechos, el significado habitual de las palabras, con tal de dar una justificación: la audacia irreflexiva pasaba por ser valiente lealtad al partido; una prudente cautela, cobardía enmascarada; la moderación, disfraz de cobardía; la inteligencia para comprender cualquier problema, una completa inercia. La precipitación impulsiva se contaba como cualidad viril; la circunspección al deliberar, como un pretexto para sustraerse a la acción. Los descontentos siempre eran considerados dignos de crédito, y quienes se les oponían aparecían como sospechosos. Quien tenía éxito en tramar alguna intriga era un inteligente; y aún más agudo quien la sospechaba.”

Tucídides (460-399 a.C.) Historia de la Guerra del Peloponeso. Libro III, 82
Walden Pond - Concord. Mss.