viernes, 13 de abril de 2018

CAE LA IRA EN 'IDEAL'. ENTREVISTA*


Lara Ramos rememora los crueles años de la posguerra en su novela ‘Cae la ira’

El escritor granadino centra su tercera novela en las vivencias que forjaron la infancia de un niño de Noalejo y que dinamitaron su inocencia

Mezcla ficción y realidad para recoger las historias vividas en primera persona por un tío suyo

Privaciones, miseria, represalias, tragedias... Los años de posguerra sumieron a la población española en una situación anómala y plagadas de penurias. La Guerra Civil había desatado la ira entre españoles; sin embargo, el final de la contienda, antes que acabar con ello, alargó un tiempo de odio y venganza marcado por la represalia de los vencedores hacia los vencidos. A esa etapa de tiempos difíciles traslada Antonio Lara Ramos (Noalejo, 1957) al lector en ‘Cae la ira’, última novela de este historiador y escritor afincado en Granada desde su infancia. Mariano, un niño de 12 años, narra las vivencias de aquellos años duros y secos en su pueblo natal, que coincide con el del autor. En tres capítulos que rememoran tres historias distintas finalmente interconectadas entre sí unas con otras, el protagonista detallará dos sucesos que impactaron su inocencia: el asesinato del alcalde que convulsionó la convivencia y las espurias maquinaciones que truncaron el anhelo de su hermano mayor por ser guardia civil.
Con una escritura serena y en cierto modo ‘delibesca’, con vocablos del terruño y palabras más en uso en aquellos años, Lara Ramos describe la calamidades de personas que lucharon por su supervivencia en unas condiciones casi infrahumanas y en un ambiente donde la tensión por los rencores heredados de la contienda bélica sumió a los derrotados y a sus descendientes en un túnel de revancha continua por parte de los vencedores. Es novela pero es también realidad. La realidad de una España ajada y desgarrada por las consecuencias de aquella infame guerra que un tío del propio Lara Ramos le fue contando y que él decidió reconstruir en forma de novela. Hay ficción pero también hechos reales que su tío Mariano vivió siendo un niño.
Tres historias conectadas
«Me interesaban las cosas que en este tiempo ocurrieron y que son parte de nuestro acervo histórico y que, hoy día, con la Memoria Histórica, hemos recuperado, aunque nunca las hayamos olvidado y hayan estado ahí presentes», explica Lara Ramos a IDEAL. La novela, según relata, realiza «tres aproximaciones a tres focos distintos que fueron cuestiones fundamentales en la vida de la gente española en los años de la posguerra».
Una, señala, tiene que ver «con las penurias y las dificultades para sobrevivir, el hambre, el estraperlo o el contrabando de tabaco». Otra forma parte de «las represalias que sufrieron los de un bando, personas a las que se le privó de muchas cosas y que no pudieron acceder a determinadas cuestiones después de la guerra». Esto se refleja en la desventura de ese hermano mayor de Mariano al que personas con poder e influencia en el pueblo le impiden examinarse para entrar en la Guardia Civil, como es su deseo, por ser pariente de personas con pasado en el bando perdedor. Una vicisitud que le ocurrió a un familiar directo del propio autor. «Es un hecho es tan real como que era mi padre, a quien le cerraron las puertas para que no pudiera ser Guardia Civil», detalla.
El tercer foco en el que se centra la novela tiene que ver con las luchas de poder que se generaron tras la contienda entre las familias más acomodadas de los pueblos. «Eran familias que se consideraban vencedoras de la guerra y que, por tanto, consideraban que tenían la posibilidad de hacer y deshacer, de tomar el poder del pueblo, del municipio y del ayuntamiento, dominar la vida de las gentes a través de cuestiones como ‘te voy a dar una peonada o no te voy a dar una peonada’. Eso se focaliza en un hecho que realmente ocurrió, que es el asesinato del alcalde de Noalejo, un alcalde que fue médico, un buen médico, y que llegó de forma accidental a la alcaldía después de la guerra», señala Lara Ramos. Ansias de poder de determinados clanes familiares que se solventaban derramando otra vez sangre. Este último capítulo es el que da título a la novela.
La conexión granadina
Granada, la tierra donde se crió el autor y donde reside, tiene su hueco en la novela. «Noalejo es un pueblo que está a caballo entre Granada y Jaén. No es de Granada porque está al otro lado de esa línea limítrofe. Administrativamente depende de Jaén, pero al ser equidistante con Granada, la gente solía y suele venir da manera habitual a Granada. Siendo pequeño recuerdo que había un autobús de línea hacia Jaén, pero también había taxistas que hacían viajes a Granada. Era un ciudad más grandes y a la que acudían a comprar algo que no podían encontrar en el pueblo», rememora. Esa conexión granadina de Noalejo está presente en la novela y en la compra de un vestido de primera comunión que había adquirido el alcalde del pueblo en la capital granadina para su hija.
El lenguaje se adapta al lugar, a la época y al propio narrador de la historia. «Quería hacer una narración más ligera y he querido mantener algunos arcaísmos, como papa y mama (sin tilde) y el ‘naide’. También hay algunas palabras que yo recuerdo que se dijeran antiguamente y otras que aún hoy utilizamos. Algunas no aparecen en el diccionario pero las utilizamos», explica el novelista, quien justo el día antes de la conversación con IDEAL había regalado un ejemplar a su tío Mariano, un niño que actualmente cuenta con 84 años de edad. «Él no tenía ni idea de que había decidido escribir esta novela. Fue dársela y empezar a contarme más detalles de aquellas historias», concluye Antonio Lara Ramos.
* Publicada en 'Ideal', 9/04/2018

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