lunes, 25 de abril de 2011

GUANTÁNAMO, LA CÁRCEL

Guantánamo es una base militar que Estados Unidos tiene en la isla de Cuba. Supongo que muchos de vosotros lo sabéis, aunque mi único objetivo es remarcarlo aquí.
Guantánamo es el espacio físico donde se han cometido las vejaciones y atrocidades más grandes hacia el ser humano, es el lugar donde se provoca una de las ignominias más deplorables de nuestro tiempo. Y todo ello perpetrado por la primera potencia mundial, el país donde la democracia alcanza probablemente las mayores cotas de desarrollo.
¿Y por qué se hace en Guantánamo y no en territorio nacional?, aparte de eludir la intervención de la Justicia, ya que la tortura está prohibida por el Derecho internacional y la legislación norteamericana, sencillamente por llevar la basura de la depravación humana de los carceleros lejos de los ojos de la ciudadanía estadounidense.
Ahora los famosos papeles de wikileaks han descubierto, según habían dicho las propias autoridades estadounidenses que los apresaron, que un 60% de los presos llevados a Guantánamo no eran una amenaza ‘probable’ para la seguridad de EEUU. Y si embargo no dieron un paso atrás.
Las torturas se practican por medio mundo, y muchos de los que llevaron presos a Guantánamo probablemente las hayan realizado también con sus prisioneros. Ahora bien, ¿eso justifica la comisión de las mismas por un país democrático? Con toda seguridad que no. Estas prácticas se cometieron en las dictaduras más sanguinarias de América Latina, no creo que sirvieran de ejemplo para EEUU.
Con la cárcel de Guantánamo lo único que ha conseguido este país, al margen de ponerse frente a la legalidad, es compartir las mismas indignidades de depravación, crueldad y perversidad que los que las cometían en Iraq o Afganistán.
¡Maldita sea, claro que sí!, fue la respuesta que dio el ex presidente de Estados Unidos George W. Bush al director de la CIA cuando le pidió permiso para utilizar “técnicas de interrogatorio mejoradas” con un detenido. Una de esas técnicas, la llamada water-boarding, consistía en someter a la víctima a un simulacro de ahogamiento, y con algún preso se practicó más de un centenar de veces. Bush ha reconocido sin reparos en sus memorias y en televisión que él personalmente autorizó ésta y otras técnicas de tortura. Al igual que lo han reconocido otros altos cargos de su gobierno.
Guantánamo sigue abierto para vergüenza y escarnio del mundo democrático. Obama parece que no encuentra la manera legal de cerrar esta prisión, o quizá se esté descuidando en demasía en la promesa que hizo en su elección como presidente.
Entretanto llega su cierre, no sería descabellado que más de uno rindiera cuentas ante la Justicia internacional por las torturas que se han cometido en Guantánamo.

viernes, 22 de abril de 2011

LA INTELECTUALIDAD CENSORA…*

…pues menuda intelectualidad!
No sé si estarán conmigo en que el papel del intelectual en una sociedad es el de hacer visibles las mezquindades, las vilezas, las perversidades y también las virtudes y las honestidades, es decir, lo bueno y lo malo que subyace en las relaciones entre los hombres y que de otra manera sería manipulado, pasando desapercibido cuando no tolerado como algo natural.
Mario Vargas Llosa ha sufrido un intento de veto por parte de un sector de la ‘intelectualidad’ argentina, con motivo de la edición de la feria del libro de Buenos Aires de este año, por expresarse con libertad y a favor de la libertad.
Y a Fernando Savater tampoco se le ha recibido mucho mejor.
La intelectualidad sectaria e intransigente, la intelectualidad que excluye por las ideas y el pensamiento es la intelectualidad que no le conviene a un país.
En España muchos intelectuales de izquierdas provenientes de la más acomodada burguesía de la España franquista se erigieron en moralistas ‘vetadores’ de otros, proclamaron su izquierdismo y practicaron provechosos hábitos burgueses. Abominaban de la dictadura y el fascismo, y hablaban del pueblo pero no se integraban en el pueblo.
Concebían la cultura con un estirado aire elitista y se sentían cómodos perteneciendo a esa élite.
Siento que aún hoy los encontramos en el panorama intelectual y literario de España. Algunos como si tuvieran el monopolio del sello intelectual o literario que pronostica la cuantía del nivel cultural, como si sólo la cultura les perteneciera a ellos. Y como si la única cultura fuera la que sale de sus letras musicales, de sus pinceles o de sus plumieres, y hasta de sus ocurrencias.
Algunos de ellos tranquilizan su conciencia ‘comprometida y obrera’ lanzado algunas bienintencionadas palabras al viento o al papel, sumándose a un manifiesto o dejando verse en un acto público de reivindicación.
Estoy seguro que este amago de censura a Vargas Llosa, de intento de ponerle una mordaza al escritor peruano, es obra de un grupo de ‘intelectualoides’ de perfil bajo, apegados al poder político, dicen que próximos al kirchnerismo, que viven bajo la protección y el amparo de ese poder. Cargados en demasía de fanatismo y dogmatismo. El nazismo también censuraba la cultura que no respondía a sus postulados.
A esa intelectualidad no me apunto.
Me quedo con quien quiera expresar en sus libros, en sus obras o en su pensamiento aquello que le dicte su espíritu libre.

*Foto de Juan Mabromata (AFP)

viernes, 15 de abril de 2011

‘HACIA LO ABIERTO’, GOYA GUTIÉRREZ

Si quisiéramos encontrarnos a nosotros mismos quizá tendríamos que bucear más allá de lo que representan los cuatro elementos de la naturaleza que configuran la dimensión del cosmos. El ser humano no es otra cosa que una parte de ese cosmos pero también mucho más. Siempre está dispuesto a alargar su mirada un poco más en el horizonte.
Esa es la propuesta de Goya Gutiérrez en Hacia lo abierto (Barcelona, 2011): encontrarse.
Encontrarse escudriñando en la tierra, el agua, el aire y el fuego, o lo que es lo mismo: en la existencia, en los sueños, en el despertar o en el inicio. Todo lo que configura la visión existencial del yo.
Para ella la vida es como un grito desagarrado “Desde dentro hacia afuera/Desde fuera hacia adentro”. En el transmutar del fuego, que siempre es el inicio para algo, y no sólo el final, Goya remata con que “quizá nuestro adentro esté ya afuera”.
El poemario merece una mirada detenida. Habla mucho de nosotros. En él, esta poeta ha sabido adentrarse en rincones recónditos y en vastas extensiones del ser humano.
Probablemente el primer poema de este Hacia lo abierto lo diga casi todo:

"Ojalá sabiéndome vivir pudiera
Abrir mi corazón como granada
Reintegrar a la tierra al agua al aire al fuego
esa semilla que a ti y a mi nos fue otorgada
y al espacio del continuo fluir pertenece

No temer a la muerte sí a los dioses
impuestos y palpables
Pensar que de nosotros se alzará una energía
consecuencia final de todo lo vivido
que podrá o no enlazar sus manos:

al finito eslabón
sin principio ni fin del Universo."

domingo, 10 de abril de 2011

POR RESPETO A LOS DEMÁS*

En el aire de la clase se condensaba una mezcla espesa de olores provenientes de papeles tintados, libretas manoseadas, plastilina abandonada en un armario, gotas de pintura atrapadas en los pelos de los pinceles, lápices, gomas de borrar, mochilas de tela con ribetes de plástico, zapatillas de deporte… y efluvios corporales de veinticinco alumnos. Ese fue el olor denso y pastoso que penetró por mi nariz nada más atravesar el umbral del aula de cuarto de Primaria. Olía a escuela. Siempre que entro en una clase no puedo evitar que vengan a mi memoria los recuerdos de olores pasados cuando siendo niño me sentaba en el pupitre de la escuela. De todos ellos, probablemente los de los libros recién comprados y los del lapicero recién estrenado sean los que tengo más marcados. Doce colores uniformes y bien dispuestos en las presillas de goma elástica, la goma impoluta, el lápiz de grafito, la transparencia del transportador de ángulos, el sacapuntas de plástico, el modesto bolígrafo… Los olores de nuestra infancia son recuerdos que no nos abandonan nunca. Entré en la clase, pasé al fondo y me senté con la delicadeza que me permitía una silla de patas que se ajustaban al suelo con desigual fortuna. La chica de al lado estaba aplicada en sus tareas, al fondo un chico levantaba la mano reclamando la atención de la maestra, otros dos hablaban mientras uno le señalaba algo en la página del libro, el empeño en la realización de las tareas ocupaba a la mayoría. La maestra no tardó en pedirles la corrección de la actividad propuesta. Se despertaron algunas risas cuando un chico de camisa verde se equivocó en la lectura de la palabra ‘indumentaria’, ‘indumaria’, vino a decir. La maestra reprochó algunas risas desmedidas. Una chica alzó el brazo para preguntar el significado de la palabra, míralo en el diccionario, le indicó con rapidez. La hora del recreo se aproximaba. Sonó el timbre y un murmullo agitó el aire al que ya me había acostumbrado. Todos los alumnos iniciaron el repetido ritual de salida al recreo: cierre de cuadernos y libros, recogida de lápices, bolígrafos, gomas y colores desperdigados sobre la tabla del pupitre, rescate de bocadillos y dulces de la cartera… Poco a poco salieron del aula, algunos tumultuosos. Antes de salir, Marta se acomodó con delicadeza el ‘hiyab’. La clase recuperó el silencio de la noche y yo la atención de la maestra. En un colegio de Primaria de la localidad gallega de Arteixo el nuevo reglamento establece que "por respeto a los demás" no se pueden llevar en las aulas "boinas, viseras, paños en la cabeza" ni prendas "que la cubran". Por ‘respeto a los demás’ también podríamos regular otro puñado de prendas susceptibles de herir la sensibilidad de otras personas. ¿Qué tendríamos que haber hecho con mis dos compañeras de la Universidad que asistían a diario a clase con el hábito y el velo que las distinguía como miembros de una congregación religiosa? La escuela está visto que no se libra de prejuicios, anatemas y ‘guerras’ que ni le van ni le vienen.

*Foto de Gabriel Tizón