…pues menuda intelectualidad!
No sé si estarán conmigo en que el papel del intelectual en una sociedad es el de hacer visibles las mezquindades, las vilezas, las perversidades y también las virtudes y las honestidades, es decir, lo bueno y lo malo que subyace en las relaciones entre los hombres y que de otra manera sería manipulado, pasando desapercibido cuando no tolerado como algo natural.
Mario Vargas Llosa ha sufrido un intento de veto por parte de un sector de la ‘intelectualidad’ argentina, con motivo de la edición de la feria del libro de Buenos Aires de este año, por expresarse con libertad y a favor de la libertad.
Y a Fernando Savater tampoco se le ha recibido mucho mejor.
La intelectualidad sectaria e intransigente, la intelectualidad que excluye por las ideas y el pensamiento es la intelectualidad que no le conviene a un país.
En España muchos intelectuales de izquierdas provenientes de la más acomodada burguesía de la España franquista se erigieron en moralistas ‘vetadores’ de otros, proclamaron su izquierdismo y practicaron provechosos hábitos burgueses. Abominaban de la dictadura y el fascismo, y hablaban del pueblo pero no se integraban en el pueblo.
Concebían la cultura con un estirado aire elitista y se sentían cómodos perteneciendo a esa élite.
Siento que aún hoy los encontramos en el panorama intelectual y literario de España. Algunos como si tuvieran el monopolio del sello intelectual o literario que pronostica la cuantía del nivel cultural, como si sólo la cultura les perteneciera a ellos. Y como si la única cultura fuera la que sale de sus letras musicales, de sus pinceles o de sus plumieres, y hasta de sus ocurrencias.
Algunos de ellos tranquilizan su conciencia ‘comprometida y obrera’ lanzado algunas bienintencionadas palabras al viento o al papel, sumándose a un manifiesto o dejando verse en un acto público de reivindicación.
Estoy seguro que este amago de censura a Vargas Llosa, de intento de ponerle una mordaza al escritor peruano, es obra de un grupo de ‘intelectualoides’ de perfil bajo, apegados al poder político, dicen que próximos al kirchnerismo, que viven bajo la protección y el amparo de ese poder. Cargados en demasía de fanatismo y dogmatismo. El nazismo también censuraba la cultura que no respondía a sus postulados.
A esa intelectualidad no me apunto.
Me quedo con quien quiera expresar en sus libros, en sus obras o en su pensamiento aquello que le dicte su espíritu libre.
No sé si estarán conmigo en que el papel del intelectual en una sociedad es el de hacer visibles las mezquindades, las vilezas, las perversidades y también las virtudes y las honestidades, es decir, lo bueno y lo malo que subyace en las relaciones entre los hombres y que de otra manera sería manipulado, pasando desapercibido cuando no tolerado como algo natural.
Mario Vargas Llosa ha sufrido un intento de veto por parte de un sector de la ‘intelectualidad’ argentina, con motivo de la edición de la feria del libro de Buenos Aires de este año, por expresarse con libertad y a favor de la libertad.
Y a Fernando Savater tampoco se le ha recibido mucho mejor.
La intelectualidad sectaria e intransigente, la intelectualidad que excluye por las ideas y el pensamiento es la intelectualidad que no le conviene a un país.
En España muchos intelectuales de izquierdas provenientes de la más acomodada burguesía de la España franquista se erigieron en moralistas ‘vetadores’ de otros, proclamaron su izquierdismo y practicaron provechosos hábitos burgueses. Abominaban de la dictadura y el fascismo, y hablaban del pueblo pero no se integraban en el pueblo.
Concebían la cultura con un estirado aire elitista y se sentían cómodos perteneciendo a esa élite.
Siento que aún hoy los encontramos en el panorama intelectual y literario de España. Algunos como si tuvieran el monopolio del sello intelectual o literario que pronostica la cuantía del nivel cultural, como si sólo la cultura les perteneciera a ellos. Y como si la única cultura fuera la que sale de sus letras musicales, de sus pinceles o de sus plumieres, y hasta de sus ocurrencias.
Algunos de ellos tranquilizan su conciencia ‘comprometida y obrera’ lanzado algunas bienintencionadas palabras al viento o al papel, sumándose a un manifiesto o dejando verse en un acto público de reivindicación.
Estoy seguro que este amago de censura a Vargas Llosa, de intento de ponerle una mordaza al escritor peruano, es obra de un grupo de ‘intelectualoides’ de perfil bajo, apegados al poder político, dicen que próximos al kirchnerismo, que viven bajo la protección y el amparo de ese poder. Cargados en demasía de fanatismo y dogmatismo. El nazismo también censuraba la cultura que no respondía a sus postulados.
A esa intelectualidad no me apunto.
Me quedo con quien quiera expresar en sus libros, en sus obras o en su pensamiento aquello que le dicte su espíritu libre.
*Foto de Juan Mabromata (AFP)
No hay comentarios:
Publicar un comentario