La
búsqueda de uno mismo en el mundo que nos rodea es sin duda una aventura sin
límites. Representamos el choque bronco entre los entornos próximos y remotos, entre
nuestra propia naturaleza y la naturaleza humana, una confrontación que se hace
eterna, infinita, sin descanso. Como la infinitud del alma. Siempre vagamos en
la soledad, y cuando esta se imbrica con la angustia nos hace seres atormentados
y vulnerables. La sociedad de hoy es la sociedad de la búsqueda, a pesar de
estar rodeados de tantos objetos, de tantas gentes, de tantas sensaciones. En la
sociedad de hoy es fácil nadar en la soledad.
Esta
es la impresión que uno tiene cuando lee el Libro
de precisiones (Bartbely Editores, 2012) del poeta Miguel Ángel Contreras.
En esta obra, de lectura más que recomendable, que se aferra a un perceptible tono
intimista, no deja sin embargo de coexistir con otro pulso vital: el tono
existencialista que se aprecia en sus versos.
Acostumbramos
a nuestra individualidad a creer que los límites de nuestra existencia están en
uno mismo. Leamos los siguientes versos que contiene el Libro de precisiones para desmentirnos.
"Desierto,
todo es desierto.
Y
mi cuerpo
una
prolongación física
de
mi eterno desierto interior.
Todo
es calor y soledad.
Polvorienta
soledad
de
miles de dunas estériles
que
danzan incansables hacia la nada.
Desierto
y soledad
se
acompañan… y se prolongan."
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