Esta mañana me he encontrado con una entrada en el blog El salto del Ángel titulada ‘Una pausa’, del que es autor Ángel Gabilondo, tan reflexiva como suelen todas las que en él se incluyen. La de hoy me ha interesado especialmente porque, ante los tiempos que corren, nos llama a establecer una pausa en muchos órdenes de nuestra vida. Como dice el autor: “de vez en cuando conviene detenerse. No sólo para tomarnos un respiro, sino también para poner en cuestión lo que damos por supuesto”. Acerca de ella me he permitido incluir un comentario que quiero compartir con vosotros.
“Será difícil que el mundo se pare, pero hay momentos en que le convendría sosegarse, interrumpir ese todo fluir de Heráclito, esa imperiosa continuidad del ‘Élan vital’ de Henri Bergson, si en nuestras manos estuviera. Quizá en este tiempo que no ha tocado vivir sea más necesaria que nunca una pausa. Y no me refiero a ello por estar en fechas navideñas, que tan sólo han venido a cruzarse en este comentario, sino al tiempo convulso que nos ha tocado vivir. Siempre ha habido tiempos convulsos, cada generación ha tenido los suyos, pero este que nos ha tocado a nosotros, acaso por lo que nos afecta, sea de una convulsión desmedida.
Mas esta necesidad de la pausa pensamos que sería doble. Por un lado, una pausa como estrategia personal de un sosiego del que solemos carecer. Se trataría de una parada acompasada con nuestros quehaceres que nos aportara una mejora óptica de nuestra visión de la vida próxima y del mundo que nos rodea. Que nos sirviera de modulación para nuestra trayectoria vital, para las querencias, los anhelos e, incluso, los sentimientos, a veces poco concernidos con las necesidades que manifiesta nuestra propia existencia.
Por otro, una pausa como estrategia colectiva que frene esas estúpidas y groseras maneras de llevar la convivencia, o las nefastas consecuencias que provocan en la vida de los demás las poco meditadas, tendenciosas o interesadas decisiones políticas, sociales o económicas que cada día nos sorprenden.”
Gabilondo termina la entrada de su blog diciendo: “en ocasiones, nada nos impulsa más que una pausa, pero no siempre lo hace en la dirección previa o prevista. Por eso, algunos nos proponen no parar, no parar jamás, continuar sin desmayo. Y sin hacernos demasiadas preguntas. Saben que una sencilla pausa podría revolvernos”. Y es que hay quien teme más a la reflexión y al pensamiento crítico de las personas que a las algarabías que se prodigan en la calle.
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