Las categorías de Kant no funcionan en la noche me llegó con la lluvia, como si esta circunstancia meteorológica fuese premonitoria de la capacidad de calar muy adentro que tiene la poesía de Julio César Jiménez (Málaga, 1972). Al abrir la puertezuela del buzón adosado a la cancela de entrada a la casa temí que el agua, cayendo desde la madrugada, hubiera estropeado el libro contenido en un sobre que se mostró al pronto con algunas manchas de humedad. Afortunadamente no fue más que un breve temor disipado al momento.
No sé si, como dice Julio César Jiménez, las categorías de Kant no funcionan en la noche, pero lo que sí es cierto es que este poemario es capaz de actuar como la causa que provoca el efecto de sentir que la realidad no es más que la búsqueda continuada a que nos somete nuestra propia existencia. Atrae el componente de lenguaje narrativo en que se articula la poesía de Las categorías de Kant no funcionan en la noche, hasta el punto de que en su lectura se alcanza una perfecta simbiosis entre narración y lírica, algo que el propio autor justifica muy pronto en el texto, ante el riesgo de que su discurso parezca manoseado, al decir que no tiene otro discurso capaz de explicar “cómo la claridad no llega nunca a algunos corazones”.
Estamos ante un poemario al que hay que acudir para escarbar en los riesgos de vivir, en la de ser como un proscrito en una realidad incómoda, en la de sentir que al rodear las esquinas a lo mejor vuelves al mismo lugar del que huyes. El pensamiento, la filosofía, la vida, están presentes en estos poemas que narran, que sobrevuelan, que alientan la duda más allá de cualquier certeza.
Me detengo un instante en uno de los poemas:
“No puedes decir voy. Estás. Me tienes
dentro tuya y sin embargo vienes a mí.
Vienes porque, aunque eres un sueño invariable
(un melancólico pilar de ternura), el amor, papá,
no coagula sin abrazos.
Y sí, yo podría decirte: soy esa verdad tuya que te colma
creciente en ti como en otros hombres
que aspiren a vivir a través de mía.
Pero tú eres el lugar donde los andamios del cariño,
las palabras de emoción y curiosidad, el aprendizaje,
mis tabiques blancos en el corazón.”
1 comentario:
Me encanta este poema, es de una sensibilidad extraordinaria.
Gracias por darnos a conocer a este poeta.
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