Hay cosas a las que a uno le resulta difícil acostumbrarse. Y más si se trata de la muerte de personas que han jugado un papel importante en alguna parcela de nuestra vida. Hace una semana falleció la historiadora Cristina Viñes Millet, e intuyo que va a ser difícil que me alcance con ella el olvido. Fue mi maestra, la que guió mis primeros pasos como historiador, mostrando siempre una exquisita paciencia y enorme predisposición para afrontar mis consultas y las dudas que enmarañaban mis escritos. Investigué la historia de Granada guiado de su mano, y si acaso alguno de mis trabajos alcanza cierta enjundia es porque ella supo ponerme en la senda del buen hacer. Su magisterio me permitió convertirme en un historiador que ha valorado siempre el rigor, la sobriedad, la tenacidad, la precisión y la consulta fidedigna de los datos en cualquier trabajo de investigación histórica. Fue mi profesora, mi directora de tesina y de tesis doctoral, mi mentora, y hasta mi amiga. De ella recibí siempre sabios consejos al acometer algunos de mis trabajos de investigación y su inestimable paciencia para leerlos y releerlos antes de su publicación.
La ciudad de Granada le debe mucho a la profesora Cristina Viñes. Probablemente estemos hablando de la mayor investigadora y conocedora de la historia de la Granada contemporánea. Sus trabajos sobre la Granada decimonónica, sobre la Alhambra, sobre personajes como Melchor Fernández Almagro o sobre los viajeros que nos visitaron en el siglo XIX y XX son, sin lugar a dudas, excelentes referentes para quien pretenda investigar en la historia de Granada. Ella llevó a cabo una recopilación de fuentes impresas y bibliográficas que son un instrumento de enorme valor para aproximarse a la investigación de la historia granadina. Cristina hizo gala de una tenacidad encomiable en su labor de investigadora, desvelándonos que sin duda se trataba de una historiadora de vocación. Toda su obra está impregnada de rigor, seriedad, análisis preciso, amplia base de consulta documental y de una excelente redacción. Cualidades de enorme valor para un historiador, que he tratado de aprender y seguir de ella.
Durante más de una década ha presidido el Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino. Su incansable labor al frente de esta institución de honda raíz histórica permitió mantenerla a flote, a pesar de las difíciles circunstancias y de que los tiempos no han acompañado. Actualmente era presidenta honoraria de la institución.
Tampoco puedo olvidar que Cristina compartió el proyecto de Matilde Cantos cuando yo andaba con la edición de las Cartas de doña Nadie a don Nadie. Y que ella se ocupó de que Matilde Cantos representara a Granada en la exposición que se promovió en Andalucía con motivo del 75 aniversario del voto de la mujer.
2 comentarios:
Una gran cualidad de la persona es saber agradecer y demostrar el agradecimiento.
Cristina fue una persona muy integra, con un gran sentido de la honestidad. Trabajadora incansable, todo le llegó a través de su propio esfuerzo. Era sincera y no escatimaba decir lo que pensaba. Le propusieron participar en política, pero no lo hizo porque dejó claro que no seguiría directrices descabelladas o en contra del sentido común y la razón.
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