domingo, 3 de noviembre de 2013

UN POCO DE DESAJUSTE SÍ QUE HAY

Tenemos un Papa que parece llegado del otro bando. Quiere hablar de gais, divorcio y natalidad. Quiere limpiar el Vaticano de halcones y aprovechados. Quiere someter las finanzas vaticanas a una ley de control y transparencia. Y sufre con ver a las mujeres reducidas a la servidumbre en la Iglesia. Hasta llegó a decir que nunca había sido de derechas. Se puso Francisco para que viéramos en él su devoción por el santo de Asís y cuál sería el camino que pensaba seguir.

Se dice que ha llegado un Papa revolucionario; y digo yo que, si es el caso, lo ha hecho en tiempos en que la revolución parece una ordinariez. Ha llegado en un momento en que la política es más cicatera e injusta que nunca. Merkel lleva años repartiendo estopa a los países que vivimos por encima de nuestras posibilidades, a lo que no han tenido empacho de secundar los gobernantes de esos países. Y le han seguido el juego, al tiempo que nos hacen ver que el mundo es así y no se permite soliviantar la paz y la tranquilidad de los poderosos.

Sin embargo, aquí, en la vida real, se habla de gais, divorcio y natalidad para empeorar los derechos que una vez se consiguieron. Y la ultraderecha xenófoba y homófoba se extiende por Europa. Se habla de control y transparencia, pero no se controla ni se hace diáfana la gestión de corruptos y arruinadores de bancos y cajas, urdidores de tramas Gürtel o EREs y otros tipos de parecida calaña que un día tuvieron mucho poder, o que siguen teniéndolo. Se habla de mujeres y se limitan sus derechos laborales o se les discrimina impunemente. Se habla de ideología, y la izquierda parece no existir porque unos cuantos la han secuestrado para que sea menos izquierda y nadie les mueva la silla.

El mundo parece un reloj desajustado, nunca marca la hora acompasado. Tiene varias manillas, como buen reloj, y cada una va a su ritmo y con escasa sincronización entre ellas. A la política del mundo prepotente ya parece que no le afecta nada. Las Merkel, los Rajoy, las troikas, los FMI, campan a sus anchas. Están venciendo la batalla porque una vez nos agarraron por los monetarios ovoides de nuestros bolsillos, como nos siguen agarrando, y no nos sueltan.

La ciudadanía se está apagando. Ya no se clama en las calles por las medidas injustas o reformas laborales neoliberales que adoptan los gobiernos como se hacía tan sólo un par de años. Y eso que hay menos derechos que hace dos años: se recorta la dependencia, las prestaciones sanitarias, la educación se resiente, los derechos laborales o se precarizan los niveles de supervivencia de un gran porcentaje de población.

Ahora que tenemos un Papa que parece mirar de otro modo, tenemos líderes europeos que siguen mirando en la dirección que les interesa a ellos, en la que no están los ciudadanos ni sus derechos. Así no hay quien se entienda. Lo dicho: el reloj de este mundo está desajustado.

1 comentario:

IRIS dijo...

Sí,el reloj del mundo está desacompasado pero habrá que contribuir a su arreglo en la medida que nos sea posible. Nos
gustaría que marcara ritmos más justos para todos.