En
nuestro país todos tenemos prejuicios sobre los demás. Los catalanes son.., los
gallegos son…, los vascos son…, los andaluces son... Hay miles de chistes que
circulan por las redes sociales o se cuentan en radio y televisión. Cada vez
menos, es cierto. Recuerdo declaraciones de políticos (Durán i Lleida, Ana Mato
o Albert Rivera) que hablaron alguna vez, para defender sus argumentos,
denigrando a los adultos andaluces o a los niños andaluces. Lo mismo que en
algún momento se ha hecho con gallegos, catalanes o extremeños. Hubo un tiempo
en que se proclamaba gratuitamente que todos los vascos eran terroristas. A los
equipos vascos de fútbol (sobre todo la Real Sociedad), cuando jugaban en
campos fuera del País Vasco, se les gritaba eso de terroristas o etarras.
En
los años del terrorismo no solo se asesinó y se destruyeron vidas y familias,
también se moldearon mentalidades y se activaron prejuicios, pensamientos
negativos y hasta xenófobos, en este caso, hacia lo español. No eran negros,
musulmanes o judíos a los que se echaba la culpa, era a España y a los españoles,
represores de su pueblo, a los que se odiaba e imputaba la culpa de todos sus
males. Esa
realidad se vive todavía enquistada en un sector amplio de la sociedad vasca. Las
opiniones están condicionadas, y el subconsciente traiciona con relativa
frecuencia cuando se quiere decir algo de España o de los españoles. El
argumentario de ETA y de un gran sector de la izquierda abertzale marco durante
tanto tiempo tendencia y opinión.
La
torpeza de una televisión pública vasca, ETB, emitiendo el programa Euskalduna
naiz, eta zu (Soy vasco, y tú…), donde se insultaba a los españoles, llamándolos
catetos, atrasados, fachas o chonis, no ha sido el mejor ejemplo ni lo más
acertado. Lo que se ha emitido en esta televisión no es un
pasatiempo, tampoco un programa de humor (aunque se disfrace de ello), es algo
más profundo, desafortunadamente, sustanciado en las mentes de decenas de miles
de vascos, adultos y niños, que desprecian a los que son de fuera de sus
fronteras.
En
Andalucía, en Madrid o en Cataluña viven miles de vascos. Aquí en Granada los
conocemos, algunos son docentes, otros empresarios, otros médicos o enfermeros.
Trabajan cerca de nosotros, nos respetamos y nos queremos. ¿Por qué no puede ser
que eso mismo ocurra entre los habitantes de Euskadi y los miles de españoles
que residen en el País Vasco? Respeto mutuo es lo que necesitamos. Desde la
política probablemente es desde donde se haya hecho más daño al respeto entre
los pueblos de España. Su cuota de responsabilidad tiene.
Si
hay sectores de la sociedad española y vasca que están trabajando en pro de la
convivencia entre los pueblos, si hay valiosas voluntades para que el respeto
siempre impere, tras las décadas negras del terrorismo, la emisión de este
programa ha venido a poner muchos palos en las ruedas.
Contra
tantos prejuicios, etiquetas y odios es contra lo que tenemos que combatir,
pero no respondiendo igual, con la descalificación y el insulto, sino con la
razón y el respeto. Es lo que nos toca hacer, a los que se nos llama españoles catetos
y atrasados. Acabemos con esas patrias, vasca o española, que terminan
excluyendo.
Hoy, 7 de marzo, se cumple el noveno
aniversario del asesinato de Isaías Carrasco a manos de ETA en la localidad de
Mondragón/Arrasate, sirva este artículo como recuerdo y homenaje a su figura.
2 comentarios:
Un excelente y sensato artículo. Comparto tu opinión.
Gracias, María Ascensión.
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