lunes, 16 de agosto de 2010

PEDIR PERDÓN

Pedir perdón es uno de los gestos que más ennoblece al ser humano. ¡Pero qué difícil resulta consumarlo!
Japón ha pedido perdón por las atrocidades que cometieron sus soldados en el transcurso de la II Guerra Mundial en territorios continentales de Asia.
Bienvenida sea, aunque venga con tanto retraso. Si bien es verdad que no es la primera vez en los últimos tiempos que desde este país han pedido perdón por la misma causa.
No es fácil pedir perdón. Diría que entra dentro del capítulo de excepciones.
La petición de perdón tiene un paso previo: el arrepentimiento. Éste es el que le otorga carta de naturaleza a la anterior. Ahora bien, saber si realmente se ha producido el arrepentimiento es más difícil de averiguar.
En una entrada anterior de este blog, titulada “No me arrepiento. Volvería a hacerlo”, abordábamos algo al respecto con motivo de las declaraciones de Tony Blair ante la ‘comisión de la verdad’ que investiga la intervención militar de Reino Unido en la guerra de Irak. No se arrepentía de su decisión, a pesar de las consecuencias que ésta tuvo; por tanto, es obvio que no pidiera perdón.
Hace unos días con motivo del 65 aniversario del lanzamiento de las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki el único militar vivo de los que intervinieron en el lanzamiento que viajaba a bordo del avión de combate B-29 'Enola Gay', Theodore Van Kirk, declaró que lo “volvería a hacer” si las circunstancias actuales fueran las de entonces. “Era la forma más humana de acabar la guerra”, añadió y se quedó tan conforme. Está claro que tampoco se arrepentía.
Nuestra guerra civil y la posterior postguerra trajeron muerte, miseria y destrucción. Pues todavía no se ha escuchado a nadie pedir perdón. Incluso hay algunos sectores de la extrema derecha española que están reescribiendo la historia para justificar el golpe de Estado del 18 de julio del 36. A esta peligrosa espiral nos está llevando la mala gestión de la ‘memoria histórica’.
Podríamos citar muchos ejemplos más. Como podríamos citar muchas situaciones de la vida diaria donde la palabra ‘perdón’ parece no existir en el vocabulario de las personas.
Ahora Japón pide perdón por el sufrimiento que llevó a tanta gente. Los dirigentes actuales quieren lavar la memoria de su país. Está bien que los hijos reconozcan las atrocidades de sus padres, pero habría estado mejor que los padres hubieran hecho su acto de compunción.
A los agraviados, vivos o muertos, al menos les quedará una brizna de alivio y consuelo. Suponemos que, al menos, su memoria se serenará.

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