Hoy he visitado un instituto, tenía una reunión con directores. Hemos hablado del inicio del curso y del trabajo que tenemos por delante en el resto del curso. He percibido buenas sensaciones en ellos, incluso su animosidad me ha servido de estímulo. Saben que por delante les espera un año académico con importantes retos y un trabajo arduo con los alumnos en el que no escatimarán esfuerzos. A veces se verán sobrepasados por esa insaciable petición de ‘papeles’ de la que hace gala la Administración educativa (quizá para justificar su propio trabajo o para ‘controlar’ mejor el de lo demás).
Cuando analizo en el capítulo 6 de La educación que pudo ser el papel del profesorado en nuestro sistema educativo no me duelen prendas para señalar la cuota de responsabilidad que le corresponde en lo que califico agotamiento (si quieren fracaso) del sistema educativo.
Pero hay declaraciones de responsables políticos que uno no puede pasar por alto, como si no hubiera escuchado nada. Declaraciones que demuestran la talla política de quien las ha pronunciado y la ignorancia (en tal caso, con osado atrevimiento) de quienes nos gobiernan.
Cuando me dirigía hoy a esa reunión, martes, 7 de septiembre, he escuchado en la radio unas declaraciones de la teniente de alcalde y concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, en las que ha dicho que los funcionarios del Ayuntamiento de Madrid trabajan “muchísimas más horas” que los profesores y, aunque los admira, les ha pedido que asimilen sus horas a las que trabajan otras personas. Sin duda, tan atrevidas como desafortunadas, que vienen a sumarse a otras que se han escuchado en estos días por otros responsables políticos del Partido Popular, entre ellos, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid.
En esta comunidad autónoma parece que se ha abierto la veda contra los profesores a cuenta de la crisis económica y de la apresurada búsqueda de recortes presupuestarios que atajen el déficit, fijando los ojos en la educación.
Decir que trabajan poco los profesores es una calumnia pública, decir que tienen más vacaciones que nadie, también lo es.
¿Qué aviesas intenciones se esconden detrás de estas palabras?
Estoy convencido de que es un falaz comentario decir que los profesores trabajan menos que otros funcionarios u otros empleados. Puede que haya alguno o algunos que trabajen poco, que no cumplan con su obligación, pero como lo puede hacer un funcionario del Ayuntamiento de Madrid a que se refiere la señora Botella, o como puede hacerlo también un médico, un bombero, un empelado de la limpieza pública o un político en el ejercicio de su cargo público.
Hoy he estado es un instituto y he hablado con algunos profesores, estaban trabajando: preparando la planificación del curso y organizando su clase. Cuando empiece la actividad escolar no sólo trabajaran 18 horas lectivas, (ó 19, 20 y hasta 21, como está previsto por la norma para los profesores de instituto) sino que trabajarán algunas horas más preparando clases, atendiendo a alumnos y familias, haciendo servicios de guardia, asistiendo a reuniones de departamento, Claustro y otros equipos docentes…
Que sepamos, eso también es trabajar. Y las horas dedicadas a estas tareas forman parte del cómputo de su horario laboral, hasta las treinta y cinco horas semanales.
Otra cosa más: se verán asimismo sometidos a un desgaste mental y psicológico que sólo quienes trabajan o han trabajado como docentes, en cualquier nivel educativo, saben a qué me refiero.
¿Qué ganamos con socavar el prestigio social de los docentes?
Un consejo para la señora Botella y otros acólitos ignorantes y lenguaraces: pasen un día de trabajo con un profesor y después me cuentan.
Cuando analizo en el capítulo 6 de La educación que pudo ser el papel del profesorado en nuestro sistema educativo no me duelen prendas para señalar la cuota de responsabilidad que le corresponde en lo que califico agotamiento (si quieren fracaso) del sistema educativo.
Pero hay declaraciones de responsables políticos que uno no puede pasar por alto, como si no hubiera escuchado nada. Declaraciones que demuestran la talla política de quien las ha pronunciado y la ignorancia (en tal caso, con osado atrevimiento) de quienes nos gobiernan.
Cuando me dirigía hoy a esa reunión, martes, 7 de septiembre, he escuchado en la radio unas declaraciones de la teniente de alcalde y concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, en las que ha dicho que los funcionarios del Ayuntamiento de Madrid trabajan “muchísimas más horas” que los profesores y, aunque los admira, les ha pedido que asimilen sus horas a las que trabajan otras personas. Sin duda, tan atrevidas como desafortunadas, que vienen a sumarse a otras que se han escuchado en estos días por otros responsables políticos del Partido Popular, entre ellos, Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid.
En esta comunidad autónoma parece que se ha abierto la veda contra los profesores a cuenta de la crisis económica y de la apresurada búsqueda de recortes presupuestarios que atajen el déficit, fijando los ojos en la educación.
Decir que trabajan poco los profesores es una calumnia pública, decir que tienen más vacaciones que nadie, también lo es.
¿Qué aviesas intenciones se esconden detrás de estas palabras?
Estoy convencido de que es un falaz comentario decir que los profesores trabajan menos que otros funcionarios u otros empleados. Puede que haya alguno o algunos que trabajen poco, que no cumplan con su obligación, pero como lo puede hacer un funcionario del Ayuntamiento de Madrid a que se refiere la señora Botella, o como puede hacerlo también un médico, un bombero, un empelado de la limpieza pública o un político en el ejercicio de su cargo público.
Hoy he estado es un instituto y he hablado con algunos profesores, estaban trabajando: preparando la planificación del curso y organizando su clase. Cuando empiece la actividad escolar no sólo trabajaran 18 horas lectivas, (ó 19, 20 y hasta 21, como está previsto por la norma para los profesores de instituto) sino que trabajarán algunas horas más preparando clases, atendiendo a alumnos y familias, haciendo servicios de guardia, asistiendo a reuniones de departamento, Claustro y otros equipos docentes…
Que sepamos, eso también es trabajar. Y las horas dedicadas a estas tareas forman parte del cómputo de su horario laboral, hasta las treinta y cinco horas semanales.
Otra cosa más: se verán asimismo sometidos a un desgaste mental y psicológico que sólo quienes trabajan o han trabajado como docentes, en cualquier nivel educativo, saben a qué me refiero.
¿Qué ganamos con socavar el prestigio social de los docentes?
Un consejo para la señora Botella y otros acólitos ignorantes y lenguaraces: pasen un día de trabajo con un profesor y después me cuentan.
2 comentarios:
Antonio, muy bien en la defensa de los profesores.
Saludos
Reflexiones que me han encantado.Como docente yo también invitaría a que quienes critican por sistema y sin argumentos esta profesión, pasaran una jornada escolar dentro de un aula.Gracias por este artículo tan bueno.Un abrazo curricular
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