jueves, 12 de enero de 2012

PRECARIEDAD EN LA INVESTIGACIÓN

A mi nieta le encanta dormir en casa de sus abuelos. Cuando esto ocurre hay que despertarse varias veces en la noche porque le toca el control de glucemia. Si la cifra resultante está por debajo del nivel mínimo hay que darle un yogurt, o medio, según la cantidad. Es importante que los niveles de glucosa se mantengan en los parámetros normales, lo contrario es siempre una nefasta contribución al deterioro de sus órganos vitales.
Cristina Ponce es la madre de una chica de 14 años que tiene diabetes. Cristina quiere que se encuentre un remedio a la enfermedad de su hija, pero quien investiga para encontrar ese remedio fue despedida a finales de noviembre del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia. Un ERE fue el culpable. Pero detrás de un expediente de regulación de empleo hay personas que toman decisiones, muchas veces sin reparar en las consecuencias y perjuicios que ocasionan.
Un ERE que echó a la calle a muchos investigadores. ¡Qué lástima que no hubiera otro ERE para despedir a los que lo ha promovido! Tampoco he oído hablar de ningún ERE que eche a la calle a los que han sido colocados a dedo en puestos de grandes empresas públicas o viejas cajas de ahorro reconvertidas ahora en bancos.
No quisiera que se interpretaran mis palabras como demagogia, pero es abominable que alguien que trabaja, con esfuerzo y talento, para beneficio de personas enfermas sea despedido porque se reduce el presupuesto, y un colocado a dedo (poned vosotros el nombre, la prensa se prodiga cada día en ello), de cuyo trabajo se podría prescindir fácilmente, que no aporta nada a la sociedad, ni siquiera el espectáculo de un jugador de fútbol, lo coloquen al frente de una entidad financiera para cobrar 1, 2 ó 2,4 millones de euros anuales.
Cristina ha recurrido a la solidaridad de la gente, uno de los eufemismos con los que solemos enmascarar en nuestros días la caridad, y ha conseguido fondos (7.700 €) para que una investigadora, Silvia Sanz, pueda alargar tres meses su investigación sobre la diabetes.
¡Que inventen ellos!, llegó a decir Unamuno en el transcurso de aquella disputa con Ortega y Gasset sobre la europeización de España o la españolización de Europa, y que tantos quebraderos de cabeza le reportaría a la postre. En descargo del primero digamos que con esta frase buscaba responder a los que se movían en posiciones positivistas con escasa ambición y que se conformaban con imitar la ciencia foránea sin mucho interés por la investigación.
Gracias Cristina, gracias Silvia. A lo mejor una noche cuando mi nieta quiera quedarse nuevamente a dormir con sus abuelos, ya no hay que preocuparse de los controles nocturnos y, de camino, no tengo que interrumpir su sueño ni mi sueño varias veces en la noche porque se haya encontrado un remedio para su diabetes.
España, un país de tradicional precariedad en la investigación. Es para que se le caiga la cara de vergüenza a muchas autoridades públicas por limitar las posibilidades de investigación en España. Y luego, ¿por qué tanto alardear de I+D?
Esta es otra de las contradicciones de nuestra sociedad plagada de tantos avances en la medicina y en la tecnología, pero incapaz de resolver un simple acertijo: cómo hacer que los que valen, los que pueden aportar beneficio a la humanidad, tengan la consideración profesional y económica que se merecen, y no los holgazanes que aprovechan la política para forrarse.
A veces pienso que tampoco es que hayamos avanzado tanto.

Arriba: Cristina Ponce. Abajo: Silvia Sanz / Fotografías: Carles Francesc
Fuente: El País.com

1 comentario:

m38 dijo...

Estoy contigo Antonio en que es vergonzoso los recortes en determinados ámbitos, entre ellos en investigación médica.
Cuando el gobierno anunció que las medidas tomadas eran “el inicio del inicio” supuse que entre las medidas de urgencia también se tendría en cuenta la millonaria asignación que la Iglesia recibe del Estado. Pero cuál fue mi sorpresa cuando en el consejo de ministros no fue así. Me pregunto cuál será el motivo para dejar a un lado la Iglesia, en estas medidas de ajuste. Lo he pensado pero no encuentro respuesta. Quizá el señor Rajoy pueda explicarnos los motivos de dicha exclusión.