¿Abuelo, este niño es de verdad?, esta es la pregunta que me hacía mi nieta de siete años al ver por descuido esta imagen en la pantalla del ordenador cuando se acercó hasta mi oído para decirme las palabrotas que ha aprendido últimamente.
He tenido que responderle apresuradamente, mientras cambiaba de página en la pantalla, que no, que no es de verdad.
No sé si he hecho bien o mal, pero no estaba dispuesto a que fijara esta imagen de desolación humana en su recuerdo.
Hace unos días, un perro que sospechábamos abandonado paseaba de cuando en cuando frente a la casa. Casualmente una tarde escuchó a los adultos comentar acerca del posible abandono del animal. Durante varios días no ha dejado de preguntar por el perro, insistiéndole a la bisabuela que fuese con ella para recogerlo y llevarlo a la casa. De nada servían las palabras para hacerle ver que el perro estaba bien, quería comprobarlo por sí misma.
Alguna vez llamaba por teléfono, preguntaba por la bisabuela e insistía en que se pusiera. Preguntada para qué, no respondía, sólo que se pusiera la bisabuela, que le tenía que contar una cosa. Estaba claro que no quería hablar de este asunto ni con la abuela ni con el abuelo, a buen seguro porque no se fiaba que le dijéramos la verdad.
Un día el perro dejó de verse, no sabemos que habrá pasado con él. Han transcurrido más de cinco días y la versión oficial es que sus dueños se lo han llevado a casa. Algunas veces se acuerda del perro y nos pregunta por qué no vamos a verlo a casa de sus dueños.
Por eso he preferido engañarla y que piense que este niño de la imagen es de mentira. Aún no sé si alguna tarde llamará por teléfono para volver a preguntar por este niño, acaso lo único cierto es que en su imaginario albergue la imagen de un niño esquelético que llora y que ella cree de mentira. Tiene siete años y todavía no sabe que la humanidad de la ella forma parte ha vuelto a fracasar y permite que a su lado (esta vez en Somalia) se produzca una de las mayores afrentas a la dignidad del ser humano sin inmutarse: dejar que la gente se muera de hambre.
Aunque sabe ya leer muy bien, y se maneja un poquito en internet, no conoce este blog, así que espero que al menos no descubra mi mentira.
He tenido que responderle apresuradamente, mientras cambiaba de página en la pantalla, que no, que no es de verdad.
No sé si he hecho bien o mal, pero no estaba dispuesto a que fijara esta imagen de desolación humana en su recuerdo.
Hace unos días, un perro que sospechábamos abandonado paseaba de cuando en cuando frente a la casa. Casualmente una tarde escuchó a los adultos comentar acerca del posible abandono del animal. Durante varios días no ha dejado de preguntar por el perro, insistiéndole a la bisabuela que fuese con ella para recogerlo y llevarlo a la casa. De nada servían las palabras para hacerle ver que el perro estaba bien, quería comprobarlo por sí misma.
Alguna vez llamaba por teléfono, preguntaba por la bisabuela e insistía en que se pusiera. Preguntada para qué, no respondía, sólo que se pusiera la bisabuela, que le tenía que contar una cosa. Estaba claro que no quería hablar de este asunto ni con la abuela ni con el abuelo, a buen seguro porque no se fiaba que le dijéramos la verdad.
Un día el perro dejó de verse, no sabemos que habrá pasado con él. Han transcurrido más de cinco días y la versión oficial es que sus dueños se lo han llevado a casa. Algunas veces se acuerda del perro y nos pregunta por qué no vamos a verlo a casa de sus dueños.
Por eso he preferido engañarla y que piense que este niño de la imagen es de mentira. Aún no sé si alguna tarde llamará por teléfono para volver a preguntar por este niño, acaso lo único cierto es que en su imaginario albergue la imagen de un niño esquelético que llora y que ella cree de mentira. Tiene siete años y todavía no sabe que la humanidad de la ella forma parte ha vuelto a fracasar y permite que a su lado (esta vez en Somalia) se produzca una de las mayores afrentas a la dignidad del ser humano sin inmutarse: dejar que la gente se muera de hambre.
Aunque sabe ya leer muy bien, y se maneja un poquito en internet, no conoce este blog, así que espero que al menos no descubra mi mentira.
3 comentarios:
No me extraña que le hayas mentido a la niña, con siete años no puede comprender esta barbaridad, y lo peor es que ahí estamos: no sabemos hacer nada para remediarlo.
Hoy le he comentado a mi hija, que tiene veintiocho, que ayer en el telediario vimos los ojos de un niño de dos años, y es una imagen que no se nos va a olvidar en la vida. Es trágico que hasta la presentadora advirtiera que las imágenes que veríamos a continuación podrían herir nuestra sensibilidad, y era la mirada de un niño.La mirada era la denuncia a todos nosotros, la denuncia de que los estamos dejando morir, de que nos estamos dejando morir a nosotros mismos.
¿Que podemos hacer?¿Como?¿Cuanto se habrá sufrido en esa región hasta ahora, para que se haya puesto en marcha la campaña actual?
Para salvar a la banca se dispone de dinero inmediato, para salvar a personas parece que no merece la pena correr demasiado, hacer el esfuerzo, solo son pobres de tercera o cuarta. Mirad lo que piensa esta "homo sapiens"... ¿quién sería el que nos bautizó con semejante titulillo?
http://www.publico.es/espana/389329/en-espana-no-cabe-un-tonto-mas-regalamos-25-millones-para-africa
no eres el unico que quieres crearle un mundo lindo, lleno de mariposas, caritas felices, palomas blancas volando en un lindo cielo azul, todos queremos ese mundo para nuestro hijos, pero lamentablemente la realidad es otra, cruel, dura, nada dulce, no creo que debio enganar a su nieta, debio decirle la verdad, que el nino no tiene que comer, que esta haci por el mal control de su pais, que existe mucha maldad, ensenar a su nieta a ver la realidad, y no sentirse culpable por eso, que hay que vivir, y ayudar a los mas cercanos que necesita ayuda, esto seguira igual, hijos vienen al mundo a pasar hambre, ni aunque donemos todos los millones no arreglara nada, para que ir tan lejos, nuestros latinos, algunos se llenan de hijos, hijos que no puede alimentar ni educar,
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